Los obispos responden a los dirigentes del PP partidarios del aborto - Alfa y Omega

Los obispos responden a los dirigentes del PP partidarios del aborto

Los obispos de Zamora y San Sebastián han respondido estos días a varios dirigentes del PP que han criticado la reforma de la ley del aborto. «No os acomplejéis si os llaman reaccionarios por defender la vida humana», exhortó monseñor Martínez Sacristán a sus fieles. Monseñor Munilla, a través de Facebook, afirmaba que restringir el aborto no es «obligar a ser madre», porque «¡ya es madre! De lo que se trata ahora es de si existe derecho a matar al hijo». Este obispo tampoco dudó a la hora de debatir con sus seguidores sobre esta cuestión

María Martínez López
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El año 2013 ha concluido en medio de un intenso debate sobre el aborto, tras la presentación del anteproyecto de Ley orgánica de protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada. Tanto los medios de comunicación tradicionales como las redes sociales bullen de comentarios sobre la reforma, y los obispo españoles también han hecho oír su voz, no sólo para opinar sobre el anteproyecto, sino también para responder a los partidarios del aborto, entre los que se encuentran varios dirigentes del PP.

Una de las primeras voces populares que se alzaron contra la ley fue la de la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, que lamentó que se fuera a eliminar el supuesto de aborto por malformación y acusó a su partido de haber cedido a «los sectores más reaccionarios de la Iglesia católica». Unos días después, el obispo de la diócesis, monseñor Gregorio Martínez Sacristán, aprovechó la celebración diocesana de la fiesta de la Sagrada Familia para responder a estas acusaciones. Aseguró que «yo también me siento reaccionario, si llaman reaccionario a defender la vida humana», y animó a los fieles a no tener miedo: «No os acomplejéis si os llaman reaccionarios por defender la vida humana, porque estáis haciendo una aportación fundamental a la verdad y la dignidad del hombre».

Debate en Facebook

Otros obispos han elegido medios más modernos para hacer su aportación a este debate. Es el caso de monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, que respondió en Twitter y Facebook a unas declaraciones del Presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, en las que afirmaba que «no se puede obligar a ser madre». El obispo respondía: «Perdón, pero ¡ya es madre! De lo que se trata ahora es de si existe derecho a matar al hijo…». El breve texto iba acompañado del cartel de la Jornada por la Vida de la Conferencia Episcopal Española del año 2010, cuyo lema fue ¡Es mi vida!… Está en tus manos.

Como es habitual cuando del aborto se trata, no tardaron en llegar decenas de comentarios, en todos los sentidos. Monseñor Munilla no dudó en entrar en el debate a través de su perfil de Facebook, respondiendo a los partidarios del aborto. «El único salto cualitativo en la generación de una persona -respondía a quienes afirman que el no nacido no es persona- es el momento de su concepción, cuando el código genético que se forma en ese momento le define como una vida humana distinta y diferente del padre y de la madre. Su código genético, en el que están inscritas todas sus potencialidades, es totalmente singular. A partir de ahí, todo el desarrollo embrionario consiste en un desarrollo cuantitativo, pero no ya en saltos cualitativos… Dicho de otro modo, frente al hashtag #mibomboesmio [lema utilizado por los abortistas en las últimas semanas] la racionalidad (no sólo la fe) nos lleva a proclamar #esuntuenti (es-un-tú-en-ti)», el lema de otra campaña de la Conferencia Episcopal, en este caso en 2011.

Continuaba afirmando, más adelante, que la anidación en el útero «no añade nada cuantitativamente al embrión, sino que le permite alimentarse e interactuar durante toda la gestación con la madre. Baste tener en cuenta que ese embrión todavía no anidado, podría ser trasladado a un laboratorio (o incluso concebido en el laboratorio), para luego ser gestado por otra madre distinta de la que la concibió. (Obviamente, no estoy diciendo que esas manipulaciones genéticas me parezcan bien, sino simplemente que demuestran la autonomía de la vida humana del embrión)».

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Ni compasión, ni falsa caridad

Ante esta vida que está presente desde el primer momento, defender «la libre decisión en materia de aborto es, sencillamente, un timo intelectual, que muestra una evidente minusvaloración (por no decir desprecio) del valor de la vida en el seno materno». Añadía más tarde: «¿Por qué no se le reconoce al nasciturus el derecho a elegir si quiere vivir? ¿Por qué se le suicida sin que él haya decidido suicidarse? ¿Dónde está el derecho a elegir?».

En otra respuesta, explicaba que «utilizar el argumento de que yo, personalmente, estoy en contra del aborto; pero no puedo imponer a nadie mi pensamiento puede equipararse con argumentos como: yo, personalmente, no soy racista; pero cada uno tiene derecho a escoger libremente ser racista». Y, a un comentarista, le respondió que «justificar la eliminación de la vida humana por la supuesta compasión es la mayor de las falacias o de los autoengaños».

Tampoco dudó en afirmar, ante quienes acusan a la Iglesia de falta de caridad hacia las mujeres que abortan, que «malo es tomar excusa de la defensa de la verdad, para faltar a la caridad al prójimo. Malo es también tomar excusa de la caridad para impedir la defensa clara del derecho a la vida del ser humano concebido, y todavía no nacido».