En la lista de los rebeldes, «el primero soy yo» - Alfa y Omega

En la lista de los rebeldes, «el primero soy yo»

Los rebeldes musulmanes continúan arrasando los países africanos. Esta vez, le ha tocado el turno a la República Centroafricana, en la que una facción de la coalición rebelde Seleka ha conquistado la ciudad de Bangassou, donde se encuentra el obispo español Juan José Aguirre

Cristina Sánchez Aguilar

Ya contábamos en nuestro Semanario, al inicio del conflicto en Malí, que la imposición de la sharia avanzaba a pasos agigantados en África subsahariana. Países como Sudán, Mauritania, Níger, Nigeria, Chad, Eritrea, Burkina-Faso, Malí, Argelia en el norte, y, ahora, la República Centroafricana, sufren las consecuencias del avance del islamismo radical, que penetró en el continente africano, hace 30 años, por el Cuerno de África y, paso a paso, va aumentando su área de influencia.

Hace apenas unos días que los rebeldes de la coalición Seleka han llegado a Bangassou, tras arrasar otra docena de ciudades del país, desde que llegaron en diciembre «Muchos son chadianos, otros sudaneses, todos hablan árabe y quieren derrocar al gobierno para crear una república islámica», cuenta monseñor Juan José Aguirre en diferentes e-mails intercambiados con su hermano, Miguel, que gestiona la Fundación Bangassou desde España.

Monseñor Aguirre, a quien la revuelta le cogió fuera de su diócesis, explica que, desde el lunes, «toda la población ha huido en desbandada al bosque». El miedo «se agarra hasta los tuétanos, y es difícil de desalojar del ánimo de las personas», afirma. La antigua convivencia pacífica entre religiones en Centroáfrica va camino de desmoronarse. De hecho, en todas las ciudades que han saqueado los rebeldes, «llevan una lista de sitios y de personas a las que atacar, comenzando siempre por la misión católica y sus principales responsables», afirma el obispo. Y reconoce que, en esa lista, «yo soy el primero, seguido por mi vicario, el procurador» y religiosos y religiosas.

Los católicos, los primeros de la lista

De hecho, los rebeldes, tras combatir con las pocas fuerzas del ejército que se encontraban en la ciudad, han destruido la casa de los Padres Espiritanos, de las Hermanas Franciscanas, del rector del seminario menor diocesano… después, pasaron a destruir la carpintería, el centro de internet, el colegio católico, la pediatría, la farmacia… «todo esto tratando con brutalidad a la población, a los padres y a las hermanas», explica. «Varios sacerdotes y monjas siguen escondidos a pocos kilómetros de Bangassou, los niños del orfanato no sé dónde han ido, y los ancianos de la casa de la Esperanza no se han movido; incluso, a varios enfermos que estaban con medicación intravenosa, los rebeldes los han tirado al suelo para llevarse los colchones», continúa. «No sabemos cuánto tiempo van a quedarse, sólo podemos orar al Señor. Seguid rezando, es lo que más necesitamos», pide.

El obispo, que no puede entrar a la ciudad, afirma que, «aunque desde fuera puedo organizar un corredor humanitario, o hablar con la Cruz Roja y con autoridades civiles y militares, mientras sigan los saqueos en Bangassou siento que se desmorona un trabajo de años, en lo que se refiere a obras de caridad. Porque, en lo que se refiere a la fe, sé que no ha decaído, porque esa la levantamos dentro, y no nos la pueden robar estos bandidos».

Pero Aguirre no culpa al mundo islámico de la barbarie: «Hay gente buena en todas partes, pero cuando una de las partes quiere imponer la guerra al no creyente, por el simple hecho de ser otra religión y no creer en el Corán y en su protesta, ningún diálogo es posible».

Mientras, en España, su hermano recauda fondos para ayudar al obispo a reconstruir su diócesis. Toda la información en www.fundacionbangassou.org