En España sigue habiendo células obtenidas de la muerte de embriones - Alfa y Omega

En España sigue habiendo células obtenidas de la muerte de embriones

La plataforma Profesionales por la Ética ha denunciado que, a pesar de la petición de 2.700 científicos e investigadores, en España se siguen manteniendo líneas celulares procedentes de embriones. Se trata -denuncian- de un atentando contra la dignidad humana de estos embriones, a los que ha habido que dar muerte; además de una línea de investigación sin futuro y que atenta contra la legislación europea

María Martínez López

La reforma del aborto prometida por el Gobierno pero que sigue en suspenso no es el único ámbito en el que el gabinete de Mariano Rajoy ha defraudado las expectativas de los defensores de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. La plataforma Profesionales por la Ética ha denunciado que, en España, se mantienen congeladas «29 líneas celulares (cultivos celulares que tienen alta capacidad de multiplicarse in vitro) en centros de Andalucía (Banco Andaluz de Células Madre y Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa), Barcelona (Centro de Medicina Regenerativa) y Valencia (Centro Príncipe Felipe)».

Estas células formaba el cuerpo de embriones en sus primeras fases de desarrollo, y para obtenerlas hubo que darles muerte. Además, su utilidad se encuentra cada vez en entredicho, pues crecen de forma tan rápida que producen tumores y aún no se ha desarrollado ninguna terapia con ellas, frente a las células troncales adultas, que ya han servido para curar multitud de dolencias.

Sin respuesta

Por ello, el 25 de marzo pasado, 2.700 científicos e investigadores, coordinados por Profesionales por la Ética «hemos solicitado al Ministerio de Sanidad un cambio de rumbo en la investigación biomédica española, de manera que los recursos se dediquen a proyectos eficientes, como los que utilizan células adultas o células iPS» -pluripotentes inducidas-, explica doña Teresa García Noblejas, Secretaria General de la plataforma.

Ante la falta de respuesta del Gobierno, Profesionales por la Ética va a pedir al Ministerio de Sanidad información sobre el coste que supone investigar con embriones humanos, pues «no podemos permitirnos -continúa García-Noblejas- dedicar recursos a macroproyectos que no tengan resultado alguno desde el punto de vista terapéutico y encima contradigan la legislación europea».

Contra Europa

En octubre de 2011 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sentenció que «todo óvulo humano, a partir de la fecundación, deberá considerarse un embrión humano». Por ello, no se podrá patentar una invención cuando el desarrollarla «requiera la destrucción previa de embriones humanos o su utilización como materia prima, sea cual fuere el estadío en el que éstos se utilicen». El mismo tratamiento se ha de dar -añade la Sentencia- a los embriones obtenidos mediante clonación y partenogénesis -inducir artificialmente la división del óvulo para constituir un embrión-. Por ello, el resultado de cualquier investigación con las líneas celulares almacenadas en España, además de ser éticamente rechazable, no se podrá patentar en la Unión Europea.

En 2007, el PP se opuso a la Ley de Investigación Bioética aprobada por el PSOE. Esta ley, junto a la de Reproducción Humana Asistida del año anterior, consumaba la total desprotección del embrión en España: permiten, entre otras actuaciones inaceptables, la investigación -y consecuente destrucción- de embriones sobrantes de la fecundación in vitro, la generación de bebés medicamento -que supone la destrucción de embriones enfermos o no compatibles con el hermano que se quiere curar-, y la producción de embriones clonados para obtener de ellos células troncales.

Sin embargo, conviene recordar que quien abrió la puerta para la investigación con embriones en España fue el Gobierno del PP, en 2003. Su ley de Técnicas de Reproducción Asistida, aunque prohibía la congelación de más embriones, permitía descongelar y dejar morir a los embriones congelados con anterioridad a su entrada en vigor para, posteriormente, investigar con ellos.