Pablo (10 años) murió, pero su padre afirma: «El milagro se ha producido» - Alfa y Omega

Pablo (10 años) murió, pero su padre afirma: «El milagro se ha producido»

Mariano Ugarte y Dori Zarco perdieron un hijo por culpa del cáncer infantil, pero la enfermedad y muerte de Pablo les acercó a Dios y motivó el nacimiento de una asociación en su memoria. «Si mi hijo Pablete hubiera sobrevivido, no hubiéramos ganado nada, sólo más tiempo para estar con él. En cambio, su muerte nos ha cambiado… El milagro se ha producido… Antes rezaba por su curación, y hemos sido curados nosotros». Quien así habla es Mariano Ugarte, padre de Pablo y Presidente de la asociación que lleva el nombre de su hijo. Hasta el próximo día 16, la página web www.sonrisasdulces.com destinará 5 céntimos a la asociación por cada visionado de un vídeo sobre la lucha contra el cáncer infantil

José Calderero de Aldecoa
Pablo, a la derecha, junto a dos de sus cuatro hermanos.

La campaña Sonrisas Dulces tiene un funcionamiento bien sencillo. Por cada visionado del vídeo contenido en la página www.sonrisasdulces.com, la empresa Miguelañez donará 5 céntimos a la Asociación Pablo Ugarte (APU), cuyo objetivo es la erradicación del cáncer infantil. Una manera sencilla y rápida de donar recursos para que ningún padre tenga que enterrar a su hijo por culpa de esta enfermedad. La campaña debía haber terminado el 7 de enero, pero ha sido prorrogada hasta el día 16, para conseguir llegar hasta el objetivo de visionados marcado: un millón. De momento, el vídeo ya ha sido reproducido 892.000 veces, logrando recaudar 44.600 euros para luchar contra el cáncer infantil.

Esta iniciativa es sólo una de las numerosas actividades que lleva a cabo la Asociación Pablo Ugarte para recaudar fondos, que destina íntegramente a la investigación contra el cáncer infantil. En concreto, la APU colabora con el doctor José Román Gómez y su equipo del Hospital Reina Sofía de Córdoba; la doctora Carmen de Torres y su equipo del Hospital San Juan de Dios en Barcelona; el doctor José Luis Fúster y su equipo del Hospital Virgen de La Arrixaca en Murcia; y las doctoras Castel y Cañete y su equipo del Hospital Universitario La Fe de Valencia, que ha empezado a ser ayudado desde este mismo mes de enero. Lo que empezó como una asociación entre amigos, «ahora toca el corazón de la gente, ya somos unos 1.200 socios y entregamos 15.000 euros para la investigación contra el cáncer infantil», explica Mariano Ugarte, presidente de la Asociación.

«Su muerte ha tenido sentido»

Mariano Ugarte y Dori Zarco perdieron un hijo a causa del cáncer, pero ganaron una confianza absoluta con Dios. «Si mi hijo Pablete hubiera sobrevivido, no hubiéramos ganado nada, sólo más tiempo para estar con él. En cambio, su muerte nos ha cambiado, su muerte ha tenido un sentido. El milagro se ha producido, él está en el cielo y, mientras esperamos a reunirnos con él, hemos ganado una confianza absoluta con Dios. Yo ya no rezo como antes, ahora dialogo constantemente con Dios. Antes rezaba por su curación, y hemos sido curados nosotros. Él disfruta ya desde el cielo y nosotros hemos ganado en confianza y en amor con Dios». Quien así habla es Mariano Ugarte, padre de Pablo y Presidente de la asociación que lleva el nombre de su hijo.

«De pronto, se volvió muy responsable»

Pablo era un niño normal, «alegre, estupendo. Tenía una personalidad fuerte. Era el hermano de en medio de los cinco hijos, y se llevaba bien con todos. A Pablete le encantaba jugar con sus hermanos, era miedoso, el típico sensiblón. Todas las mañanas, se metía en nuestra cama y le encantaba estar pegado a nosotros. Lo hacía todas las mañanas. Parecía que supiese que no tenía mucho tiempo para estar con nosotros», recuerda Mariano.

De pronto, apareció un dolor en el muslo derecho. «No se le quitaba, fuimos de un hospital a otro. Hasta que, en la Seguridad Social, nos confirmaron el diagnóstico. Tardaron tres meses, pero por fin sabíamos lo que le pasaba», prosigue Mariano. A sus 8 años, Pablo tenía sarcoma de Ewing, un tipo de cáncer infantil con un 40 % de mortalidad.

Después de conocer la enfermedad, «Pablo se hizo todavía mejor. No le cambió el humor, ni la personalidad. Quería seguir jugando con sus hermanos y amigos, éramos nosotros los que no le dejábamos. De pronto, se volvió muy responsable. Asumió lo que le pasaba, y lo asumió perfectamente. Maduró de golpe», explica el padre. «Él era el padrino de una prima suya. Un día me preguntó qué pasaba si se moría el padrino de un niño. Yo le contesté que no pasaba nada; se le pone otro padrino y listo. Y le pregunté a qué venía esa pregunta. Me contestó que por nada, por saber», añade Mariano, que veía cómo su hijo sobrellevaba la enfermedad con una naturalidad y una sobrenaturalidad extraordinaria.

Pablete falleció el 27 de noviembre de 2010, y apenas dos meses después, el 16 de enero de 2011, coincidiendo con el que hubiera sido su undécimo cumpleaños, nació la Asociación Pablo Ugarte, la APU. «Yo daría todo por volver a tener a mi hijo, pero su muerte no ha sido en vano. Ahora luchamos para evitar que, en el futuro, niños y sus familias tengan que pasar por el mismo sufrimiento que pasamos nosotros», asegura Mariano.

El próximo día 16, se cumplirá el decimotercer aniversario de su nacimiento y el tercero de la asociación. Ese día también concluye la campaña Sonrisas Dulces. «Montamos la APU por impotencia, por la impotencia que sentíamos ante la enfermedad y muerte de nuestro hijo. Es como la impotencia de volar; el problema es que volar no lo necesitas, pero nosotros a Pablo lo necesitábamos», confiesa Mariano.

El secreto de tantos frutos tiene una respuesta: «Hay tanta esperanza de que vamos a volver a ver a Pablo, que eso genera una fuerza tremenda en nosotros. Es como si nuestro hijo estuviera presente. Al final, el nombre de Pablo va a perdurar mucho más tiempo que el nuestro, y eso nos hace sentirnos muy orgullosos. Desde que murió Pablo, mi vida cambió, ahora es una cuenta atrás para volver a verle», asegura Mariano.

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