Abierta en el arzobispado de Barcelona la causa de canonización de la Sierva de Dios, Mª. Encarnación Colomina Agustí (1848-1916) - Alfa y Omega

Abierta en el arzobispado de Barcelona la causa de canonización de la Sierva de Dios, Mª. Encarnación Colomina Agustí (1848-1916)

«Madre Encarnación Colomina siguió los caminos de Dios con la gracia divina y siempre guiada por San José Manyanet». Con estas palabras del cardenal arzobispo de Barcelona concluyó la sesión de apertura de la causa de canonización de la Sierva de Dios Mª. Encarnación Colomina, cofundadora de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, celebrada el pasado día 15 por la tarde en el salón del Trono del palacio episcopal

CONFER

«Hemos iniciado un hecho eclesial muy importante –dijo también monseñor Lluís Martínez Sistach–. Mª. Encarnación siguió los caminos de Dios con la gracia de Dios y siempre guiada por san José Manyanet. Fueron caminos difíciles que siguió discerniendo constantemente y formando a sus religiosas para que fueran una familia para las familias (…). Veo aquí muchos educadores. La escuela es un elemento necesario para la transformación del mundo y este acto debe ser un estímulo para todos los educadores cristianos. ¡Gozosa y preciada vocación la de los maestros! ¡Felicidades a toda la Congregación!».

El acto, presidido por el mismo cardenal arzobispo, ha reunido a numerosas religiosas y religiosos de san José Manyanet, los miembros de las comisiones de censores y peritos en historia, sacerdotes diocesanos, familiares de la Sierva de Dios y miembros de las comunidades educativas de los colegios de las Misioneras de Nazaret, que han reconocido siempre en ella la mujer valiente y audaz que Dios puso en el camino de san José Manyanet para ayudarle en la fundación de su obra femenina.

La sesión se ha iniciado con el canto L’Esperit del Senyor vindrà a vosaltres y ha seguido con la invocación al Espíritu por parte del señor Cardenal. El canciller secretario, monseñor Sergi Gordo, fue el encargado de conducir el acto. El postulador de la causa, padre Josep M. Blanquet SF, lo introdujo glosando la figura de la Sierva de Dios como la de «una mujer de Dios, de intensa vida de oración, fuerte y fiel, trabajadora y sacrificada, siempre en busca de la voluntad divina, que ella leyó como una mística de lo cotidiano, de las cosas escondidas a los ojos humanos». A continuación se ha procedido a realizar las formalidades jurídicas propias del acto: la lectura del nombramiento y súplica del padre Josep M. Blanquet SF como postulador de la causa; el nihil obstat de la Congregación de las Causas de los Santos y la lectura de los decretos del cardenal arzobispo de Barcelona por los que introduce la causa y nombra el Tribunal eclesiástico formado por el padre Ramón Domènech, OFM, Juez delegado; padre Vicente Benedito, OP, Promotor de Justicia; señora Chiara Rostagno, notaria, que, después del cardenal arzobispo y el postulador, juraron sus respectivos cargos.

Tras levantar y leer el acta de la sesión, la madre Montserrat del Pozo, Superiora General de la Congregación, dirigió unas palabras de agradecimiento al señor Cardenal y a cuantos han hecho posible el acto, y ha añadido: «Sus hijas desde siempre han recordado sus buenos y atinados consejos, y mucho más aun sus ejemplos de serenidad, confianza en Dios y humildad entre las dificultades y pruebas, en la búsqueda sincera y constante de la voluntad de Dios y de manera especial en algunos momentos verdaderamente heroicos que le tocó vivir. Por cuanto nos transmitieron las que la conocieron y vivieron con ella, también sus hijas, las Misioneras de Nazaret –como dice el libro de los Proverbios–, desde su muerte y hasta hoy, nos hemos atrevido a proclamarla bienaventurada, desde lo hondo del corazón».

Después de las palabras del señor Cardenal Arzobispo, con el himno de las Misioneras de Nazaret «Natzaret vida amagada», se dio por finalizado tan emotivo acto que, aunque lleno de formalidades jurídicas, ha colmado de dicha y gozo a los asistentes y a cuantos en los cinco continentes ven en la Sierva de Dios Mª. Encarnación Colomina un vivo ejemplo de las virtudes de Nazaret.