Aún hay mucho que dar - Alfa y Omega

Aún hay mucho que dar

En una sociedad que tiende, cada vez más, a marginar a los ancianos y a los abuelos, la Iglesia no sólo ensalza su figura, sino que cuenta con ellos para transmitir la fe a los más jóvenes. En Valencia lleva funcionando desde hace 3 años una Escuela de abuelos para formarlos en su indispensable misión educativa

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Una de las charlas de la Escuela de abuelos

En España, el 70 % de los abuelos cuida de sus nietos al menos una vez a la semana. Al menos, porque hay muchos que están en el día a día de la vida familiar, hasta el punto de extenderse la figura de los llamados abuelos-canguro. Con lo apretado de los horarios laborales y la desidia de Administraciones y empresas a la hora de aplicar medidas de conciliación familiar, cada vez más padres recurren a los abuelos a la hora de tapar los agujeros del día a día. Pero lo que supone un contratiempo es también una oportunidad para mayores y pequeños: según la Encuesta de infancia en España, el trato asiduo con los abuelos hace que los nietos los vean como fuente de diversión y depositarios de sus confidencias; casi la mitad de los niños asegura que les cuenta sus problemas, y la gran mayoría sostiene que les gustaría verlos más.

También la Iglesia contempla la vejez como un tiempo privilegiado, pues los abuelos tienen un papel insustituible en la vida familiar, algo que va más allá de cuidar de los nietos por unas horas. En la archidiócesis de Valencia, funciona desde hace tres años una Escuela de abuelos que, a través de charlas en parroquias y colegios, les ofrecen formación en diversos ámbitos: Comunicación, escucha y consejo; Leer con los nietos; El ocio de pantalla; La educación de la conciencia de los nietos; etc. El objetivo de la escuela es orientarles sobre cómo educar a sus nietos -como abuelos, no como padres-, y les ofrece asimismo las claves para conocer el ambiente en el que se mueven hoy los más jóvenes y pequeños.

Uno de los responsables de la Escuela, don Rafael Ortín -padre de cinco hijos y abuelo de cuatro nietos-, observa que muchos mayores «llevan a sus nietos al médico, se hacen cargo de ellos a la hora de comer o a la salida del colegio, pero sin embargo, cuando se habla de familia, se piensa en padres e hijos, pero no en los abuelos, que tienen un papel muy importante no sólo en los cuidados y las visitas, sino también a la hora de transmitir experiencias, contar historias y mantener la memoria familiar. Además, su presencia es muy saludable, pues ponen a los nietos en contacto con realidades como la enfermedad, el sufrimiento o la muerte: cosas que muchas veces se esconden a los niños».

Don Rafael Ortín y su mujer, con sus nietos

Don Rafael subraya que «los abuelos no son sólo canguros. Son muy solicitados cuando hay alguna necesidad, pero cuando están ancianos o ya están impedidos se corre el riesgo de dejarlos de lado, o abandonarlos en residencias y apenas visitarlos». Por eso, sin los abuelos, «la familia, como comunidad de vida y amor, perdería mucho. Los abuelos tienen tiempo y una experiencia insustituible para transmitir amor y cariño». En definitiva, «son una escuela de generosidad, de vida y de amor que no nos podemos perder».

Misión: transmitir la fe

Esta dimensión educativa va incluso más allá, porque hoy muchos niños sólo cuentan con sus abuelos a la hora de recibir los contenidos de la fe y rezar las primeras oraciones. Don Rafael lamenta que «hoy estamos viendo una generación de padres alejados de la Iglesia, que sólo mantienen tres o cuatro prácticas sacramentales y que, aunque se hayan casado por la Iglesia, han perdido el aspecto educativo de la fe. Es algo que parece que confían sólo al colegio, olvidando que los padres son los primeros educadores de sus hijos».

Por este motivo, junto al resto de materias que ofrece la Escuela, destaca la charla sobre Los abuelos y la transmisión de la fe, que pretende hacer descubrir a los mayores la grandeza de su misión en este campo. «Los abuelos -confirma don Rafael- pueden hacer mucho: apuntar a sus nietos a la catequesis parroquial, llevarlos a Misa y hablarles a menudo de Dios y de los santos, fomentar en ellos la devoción mariana, acompañarlos a las procesiones… Es mucho lo que pueden hacer los abuelos. Nosotros les recordamos que deben hacerlo, porque hay mucha urgencia de ello y sus nietos lo necesitan».

Familias en misión…, en el barrio

Las iniciativas de pastoral familiar se están multiplicando, poco a poco, en toda España. En la archidiócesis de Valencia, 70 matrimonios se han reunido para participar en el primer encuentro de la Red Diocesana de Familias Misioneras. Creada el año pasado por la Comisión diocesana de Familia y Defensa de la Vida, del Arzobispado de Valencia, la Red pretende «crear nudos parroquiales de familias misioneras que, sin salir de su ambiente, ejerzan su apostolado con otros matrimonios, buscando así la conversión de los matrimonios más concienciados en apóstoles de otros matrimonios», ha señalado a AVAN el Presidente de la Comisión de Familia, don Juan Andrés Talens.

La Red Diocesana de Familias Misioneras es un proyecto de renovación de la pastoral familiar centrado alrededor de las parroquias. Surgió en el año 2012 por iniciativa de monseñor Carlos Osoro, después de convocar a todas las familias valencianas a celebrar con él la fiesta de la Sagrada Familia en la catedral de Valencia, acuñando entonces el término familia misionera. De momento, este primer Encuentro ha servido para poner en común distintas experiencias de pastoral familiar con carácter evangelizador, como por ejemplo el curso de acompañamiento de novios cristianos que se está realizando en la parroquia de la Santísima Cruz, de Valencia.