La familia, por su nombre - Alfa y Omega

La familia, por su nombre

¿Para qué sirve un Congreso Mundial de Familias? ¿Sólo para recordar a los participantes cosas que ya sabían? ¿Para que los defensores de la familia natural defiendan la labor que hacen los demás defensores de la familia natural? Si fuese así, el Congreso Mundial de Familias que se celebró el pasado fin de semana, en Madrid, habría sido estéril. Sin embargo, el verdadero objetivo del Congreso era hacer acopio de fuerzas para propiciar el inicio de un cambio cultural, en medio de la crisis de Occidente, capaz de hacer valer la importancia social de la familia y denunciar, sin complejos, que la teoría de género no se sostiene más allá de los tópicos ideológicos

José Antonio Méndez

«La familia natural está inscrita en la naturaleza humana y se basa en la unión voluntaria de un hombre y una mujer, en la alianza matrimonial de por vida. La institución del matrimonio ofrece a la pareja amor y alegría, y también tiene como objetivo la procreación y la educación de los hijos. La unión matrimonial ofrece seguridad en tiempos de problemas, el fundamento de una sociedad que equilibre el orden y la libertad, y la solidaridad entre generaciones. Por desgracia, los ataques a la familia natural están creciendo en número e intensidad. Las ideologías del estatismo, el individualismo atomista y la revolución sexual ponen en entredicho la esencia del matrimonio y de la familia. Recientes cambios en las leyes y en las políticas públicas de Gobiernos de todo el mundo corrompen el significado y la dignidad del matrimonio, devalúan la paternidad, alientan el divorcio fácil y los nacimientos fuera del matrimonio, confunden identidades sexuales, promueven la promiscuidad, crean las condiciones para que aumente el abuso infantil, aíslan a los ancianos y fomentan la despoblación»: así de cristalinas quedan expresadas la importancia de la familia y las amenazas que la cercan, en la Declaración de Madrid, el documento que recoge las conclusiones del Congreso Mundial de Familias que se celebró, el pasado fin de semana, en la capital de España. Un Congreso cuyos participantes exigen un cambio cultural, que denuncie las falacias ideológicas de la teoría de género y exponga, alto y claro, la verdad de la familia y el matrimonio.

Y ese cambio pasa por llamar a las cosas por su nombre, empezando por los conceptos de matrimonio y familia natural, que ayuden a desterrar expresiones equívocas como matrimonio homosexual, o familia tradicional: «Sólo saldremos de la crisis económica, moral y cultural que padecemos revalorizando el papel del matrimonio y de la familia natural, formada por un hombre y una mujer, y volcada en los hijos», explicó el Presidente del Comité local, y de Hazteoir, don Ignacio Arsuaga.

Pero, si la familia y el matrimonio son tan importantes, ¿quién quiere desdibujar la institución matrimonial y promover el aborto? Allan Carlson, presidente del Howard Center for Family, Religion and Society, apuntó que «las dictaduras siempre entendieron que su primer objetivo debía ser terminar con la familia para conseguir sus fines. Por eso, se introdujo la institución familiar en la Declaración Universal de Derechos Humanos». En este caso, la dictadura de género.

Don Nicolás Jouve, catedrático de Genética, explicó los factores que han confluido para perpetuar las legislaciones abortistas y antifamiliares que implantaron los nazis y los comunistas: «Uno socioeconómico, relacionado con el control de la población y la tesis de la falta de recursos para sostener a la población mundial, que se ha demostrado falsa, ya que el problema es de distribución, no de falta de recursos; y otro ideológico, a raíz de las tesis de la ideología de género y feminista». Y por si alguien no se lo quiere creer, Alveda C. King, sobrina de Martin Luther King, explicó que «el aborto legal ha hecho en Estados Unidos lo que el Ku-Klux-Klan no soñó ni alcanzar: el exterminio, desde 1962, de 14 millones de niños afroamericanos».

Y entonces, ¿qué hacer? Como explicó Mary Luise Fowler, vicepresidenta de la Australian Family Association, «la crisis actual abre numerosos frentes y nos exige grandes dosis de responsabilidad, pero no por ello debemos creer que (el cambio cultural provida y profamilia) es una meta inalcanzable. El secreto es sencillo: lograremos la prosperidad nacional y la paz mundial restaurando la familia natural, cimiento de la sociedad y, a nivel particular, ocupándonos de arreglar, no las familias, sino cada familias». O sea, defender a la familia con rotundidad, empezando por la propia…