Palabras que llegan al corazón - Alfa y Omega

Palabras que llegan al corazón

«Hay palabras que solamente sirven para entretener, y pasan como el viento; otras instruyen la mente en algunos aspectos; las de Jesús, en cambio, han de llegar al corazón, arraigar en él y fraguar toda la vida»: lo dijo el Papa, en la fiesta de acogida de la JMJ. Ofrecemos las frases imprescindibles de Benedicto XVI en la pasada Jornada Mundial de la Juventud, también llamadas a llegar al corazón y cambiar la vida:

Redacción

Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros.

Que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor. Él no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, y así nos ha salvado.

No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. Dios no tiene reparo en hacer de pobres y pecadores sus amigos. Ante nuestras flaquezas, que a veces nos abruman, contamos también con la misericordia del Señor, siempre dispuesto a darnos de nuevo la mano y que nos ofrece el perdón en el sacramento de la Penitencia.

No paséis de largo ante el sufrimiento humano. La especial predilección del Señor por el que sufre nos lleva a mirar al otro con ojos limpios, para darle, además de las cosas externas que precisa, la mirada de amor que necesita.

Queridos amigos, Dios nos ama. Ésta es la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás. Queridos jóvenes, no os conforméis con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis con menos que Cristo.

Queridos amigos, ahora vais a regresar a vuestros lugares de residencia habitual. Vuestros amigos querrán saber qué es lo que ha cambiado en vosotros. ¿Qué vais a decirles? Os invito a que deis un audaz testimonio de vida cristiana ante los demás. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. No os guardéis a Cristo para vosotros mismos.

No temáis presentar a los jóvenes el mensaje de Jesucristo en toda su integridad e invitarlos a los sacramentos. Llevad el conocimiento y el amor de Cristo por todo el mundo. Él quiere que seáis sus apóstoles en el siglo XXI y los mensajeros de su alegría. ¡No lo defraudéis!