Martínez Sistach: «Muchos jóvenes que piden el matrimonio no están preparados» - Alfa y Omega

Martínez Sistach: «Muchos jóvenes que piden el matrimonio no están preparados»

El cardenal Sistach explica desde el Sínodo de los Obispos que, ante las formas de convivencia no católicas (divorciados, parejas de hecho, etc.), «la Iglesia ha de acoger a las personas en sus diversas situaciones para ayudarlas, porque es madre y maestra»

Ramón Ollé
Foto: EFE/EPA/Ettore Ferrari

¿Con qué actitud están afrontando los padres sinodales los retos que afrontan hoy las familias católicas?
Con realismo, considerando los desafíos y dificultades, y también la vida diaria de los matrimonios y familias cristianas que se esfuerzan por vivir el «evangelio de la familia» y quieren vivir, con intensidad y a pesar de sus limitaciones, la belleza de la familia cristiana. Se trata de ver todas esas realidades que vivimos los miembros del Sínodo en nuestro país y en nuestra Iglesia. Por las intervenciones, se constata que en todo el mundo hay matrimonios y familias que sufren las consecuencias de esos desafíos y que necesitan un ambiente cultural, social, económico y político más favorable, para que los esposos y padres puedan realizarse más en su vocación de amor y servicio. Deseamos señalar caminos para superar las dificultades y los desafíos que inciden hoy en la familia en todo el mundo.

¿Cómo va la marcha del Sínodo?
Ya hemos concluido las primeras semanas del Sínodo y hemos iniciado el debate de la segunda parte del documento Instrumentum laboris. Hemos escuchado unas 70 intervenciones en las congregaciones generales, y en las reuniones por lenguas se ha ido enriqueciendo el texto de trabajo. El ritmo es intenso, pues también se trabaja los sábados por la mañana y por la tarde. Estamos participando en las tareas del Sínodo con la actitud que nos ha pedido el Papa Francisco: con coraje apostólico, humildad evangélica y oración confiada. Francisco nos dijo que hemos de caminar juntos los 270 padres sinodales con espíritu de colegialidad y sinodalidad, teniendo muy presente el bien de las familias, esta realidad de gran valor que contribuye de manera significativa al bien de las personas, de la sociedad y de la Iglesia. El trabajo de los grupos está resultando muy enriquecedor. Se ha hablado mucho de la realidad y de la situación de la familia en los distintos países, pensando en los desafíos que presenta la cultura, la antropología, la política, la ecología, etc., a la familia en las diferentes facetas y situación de sus miembros, como la mujer y los abuelos.

¿Cree que fruto de este Sínodo se tomará alguna medida relevante que favorezca la acogida de las llamadas «nuevas familias» en la Iglesia?
Los frutos se verán en su día. Un fruto relevante consiste en ayudar a los adolescentes y a los jóvenes a adquirir una formación humana y cristiana que les capacite para celebrar el matrimonio, con las actitudes, valores y virtudes que garanticen que forman una comunidad de vida y de amor, para entregarse mutuamente para toda la vida, con la fecundidad de los hijos y para realizarse plenamente. No podemos olvidar que el bien de las personas, de la sociedad y de la Iglesia depende de la salud del matrimonio y de la familia. Con esta institución, la humanidad se fortalece. Al ser la Iglesia experta en humanidad, nada de lo que es humano es ajeno a su interés. Por eso, la Iglesia ha de acoger siempre a las personas en las diversas situaciones en que se encuentren para ayudarlas, porque la Iglesia es madre y maestra.

¿Se ha analizado la formación que reciben los jóvenes en la preparación para el matrimonio?
Sí, y es un punto muy importante. En mi intervención me he referido a esto. Hay que mejorar e intensificar la preparación próxima o inmediata a la celebración del matrimonio. Por la falta de fe de muchos jóvenes que piden celebrar el sacramento, y por su concepción divorcista o ajena a lo que es el matrimonio cristiano, se puede pensar que muchos de ellos no están preparados para celebrarlo válidamente. Y en la preparación al matrimonio pueden discernirlo. Aunque siendo importante esta preparación, no es suficiente, pues se requiere un trabajo pastoral desde la infancia.

La situación de los católicos divorciados y el trato que dispensa la Iglesia a los católicos homosexuales ¿son temas que se están tratando?
Esta temática figura en el tercer y último punto del Instrumentum laboris. Reflexionaremos sobre el contenido de este punto del documento, afrontado por la asamblea sinodal de octubre de 2014, y sobre las muchas aportaciones fruto de la amplia consulta que se realizó y que se han incorporado en el Instrumentum laboris.

¿Cuál es la aportación de los matrimonios auditores en este Sínodo?
Es muy importante su presencia y el testimonio que ofrecen en las congregaciones generales antes de empezar el debate de los temas. Ayudan a darnos el tono, a contar con el ambiente propio de matrimonios cristianos. Además, en las reuniones lingüísticas participan con sus aportaciones, y son muy interpelantes y realistas.

Cardenal Lluís Martínez Sistach

Tiene 78 años y es arzobispo de Barcelona desde 2004. Miembro del Consejo Pontificio para los Laicos desde 2008, participa en el Sínodo por invitación del Papa, con quien colabora estrechamente en un plan de evangelización para las grandes ciudades.