«Hace falta un cambio de mentalidad» - Alfa y Omega

«Hace falta un cambio de mentalidad»

«Son tiempos extraordinarios» y ciertamente «no vale seguir haciendo simplemente lo que se ha hecho siempre»; hacen falta «respuestas y gestos extraordinarios». Éstas reflexiones se hace el Delegado de Apostolado Seglar, de la archidiócesis de Madrid, don Rafael Serrano, en vísperas de la XIII Jornada Diocesana, que se celebra el sábado, en el colegio los Sagrados Corazones, con el lema Laicos comprometidos con su fe. Alegres y veraces anunciadores del Jesucristo

Ricardo Benjumea
Para que la parroquia sea un centro misionero y pueda llegar a los alejados, es imprescindible contar con seglares adultos en la fe

El cardenal Rouco presidirá, el sábado, la XIII Jornada de Apostolado Seglar, que se celebra en pleno Año de la fe y durante la Misión Madrid. El delegado, don Rafael Serrano, que también es secretario general de Manos Unidas, confía en que la jornada sirva de impulso al compromiso de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia. La cita dará comienzo a las 10, con la Eucaristía, presidida por el cardenal. La ponencia principal correrá, seguidamente, a cargo del Decano de la Facultad de Teología de la Universidad San Dámaso, don Gerardo del Pozo, y por la tarde, habrá una mesa redonda, en la que participarán el abogado don Javier Cremades, secretario general de la Fundación Madrid Vivo; doña Adela Gallego, de Manos Unidas, y el redactor jefe del semanario Alfa y Omega.

La Jornada será también lugar de encuentro para distintas personas y grupos involucrados en el apostolado seglar y para el intercambio de experiencias. Son tiempos —dice don Rafael Serrano— marcados por grandes retos, fundamentalmente la expansión del secularismo. Lo esencial no cambia, y se resume en «reconocer que lo más grande que me ha pasado a mí y a mi familia es habernos encontrado con Jesucristo, que responde a cualquier necesidad y aspiración humana. Y lo primero que tiene que hacer quien está convencido de que esto es así es contarlo, transmitirlo». Pero hay que preguntarse cómo hacer esto de forma eficaz. «Hace falta un cambio de mentalidad», piensa Serrano, y, como ejemplo, explica que «muchos sacerdotes están desbordados con el trabajo que supone la pastoral ordinaria». Para que la parroquia sea un centro misionero y pueda llegar a las personas alejadas, es imprescindible contar con «seglares adultos en la fe», bien formados y sostenidos por la comunidad.

Ni siquiera es trabajo sólo para el ámbito de una parroquia. Don Rafael Serrano reconoce que una asignatura pendiente es animar a los grupos parroquiales a participar activamente en un apostolado seglar de mayor alcance, articulado a nivel diocesano. Esto es lo que la delegación ya ha conseguido poner en práctica con los movimientos y nuevas realidades presentes en la archidiócesis (hay unos 300 movimientos reconocidos; unos 560, si se cuentan las cofradías). A pesar de la gran diversidad de carismas —destaca el delegado—, todas ellas «trabajan de manera estructurada en un clima de comunión muy intenso, y cada uno aporta lo que tiene y la Iglesia necesita».

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La crisis pone a prueba nuestra credibilidad

Pero si la secularización pone a prueba nuestro «vigor apostólico», la crisis económica nos interpela también sobre qué tipo de cristianos somos. «No vale sólo decir: Señor, Señor, voy a misa todos los días. Se me tiene que notar, me tengo que convertir. Si hemos llegado a esta situación de crisis, en la que hemos dejado a tantas personas en la cuneta, es porque hemos prescindido de los valores, y hemos mirado para otro lado, sin escuchar la llamada de Dios, preocupados por querer tener más y más».

La crisis nos empuja a actuar de forma nueva, pero «¿nos atrevemos?», se pregunta Serrano. «Hay que hacer esfuerzos por articular una presencia significativa y relevante de la Iglesia en el mundo y en la calle, porque la sociedad necesita ver hoy que los cristianos se quieren y que se rascan el bolsillo para ayudar a la gente, y que nuestras comunidades están abiertas a otros que quieran incorporarse».