¡Gracias! - Alfa y Omega

He aquí a los jóvenes que se han reunido desde los rincones más variados de la tierra: una Iglesia joven, llena de alegría y entusiasmo de la fe. Son jóvenes orgullosos de pertenecer a Cristo y a su Iglesia… Estos días, han optado por vivir arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe. En su persona, encuentran siempre un verdadero padre que los quiere y un maestro de la fe, una guía segura que enseña a no perder jamás de vista lo que es esencial para la vida: Dios, manifestado en el rostro de su Hijo hecho hombre por nuestra salvación. Gracias, porque nos recuerda incansablemente que «las cuentas sobre el hombre, sin Dios, no cuadran; y las cuentas sobre todo el universo, sin Él, no cuadran». Gracias por el precioso don del Youcat, y por sus palabras de exhortación paternal: «Estudiad el Catecismo. […] Debéis conocer vuestra fe, […] debéis estar mucho más profundamente arraigados en la fe que la generación de vuestros padres, para poder resistir con fuerza y decisión a los desafíos y las tentaciones de este tiempo».

Llegados al final de estas jornadas maravillosas, los jóvenes desean expresarle su profunda y filial devoción y su gratitud. ¡Gracias por haber presidido esta JMJ! ¡Gracias por sus palabras de esperanza que iluminan su camino! Queremos renovar también nuestro agradecimiento al Beato Juan Pablo II por el don de las JMJ: ¡cuántas vidas transformadas! ¡Cuántos frutos de santidad!

Ahora llegamos al momento importante y tan esperado del enviío misionero. Todos los jóvenes aquí presentes están listos para salir de Madrid al mundo entero, como apóstoles de la nueva evangelización. La cruz que cada uno de ellos ha recibido y que usted bendecirá dentro de poco les recordará siempre la importante consigna de llevarla por el mundo como signo del amor del Señor por la Humanidad, anunciando a todos que sólo en Cristo, muerto y resucitado, hay salvación y redención. ¡Bendiga a este pueblo de jóvenes misioneros arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe, listos para salir a dar testimonio de su fe hasta los confines de la tierra! ¡Gracias, Santo Padre!