«Somos felices. Rezad por nosotros» - Alfa y Omega

«Somos felices. Rezad por nosotros»

«No tengáis miedo de ser católicos». Entre quienes escucharon, en Cuatro Vientos, estas palabras del Papa, se encontraba un nutrido grupo de jóvenes de Irak. Vinieron a Madrid para empaparse con la JMJ y llevar un mensaje de esperanza a sus hermanos

Jorge Fernández
Seminaristas iraquíes, junto a peregrinos de diferentes países

«Ha sido fantástico. El Santo Padre ha estado hoy muy feliz», dice Samir, después de la Vigilia y la Misa de Envío en Cuatro Vientos. Él es seminarista iraquí, de Mosul. Ha venido acompañado de otros once compañeros, junto a dos sacerdotes, los padres Petros y Jonah, y su arzobispo, monseñor Yohanna Petros Mouche, además del arzobispo emérito, monseñor Georges Casmoussa.

Ya han regresado a Irak. La Iglesia les pide que no cedan a la tentación de abandonar su hogar. Allí, ser cristiano es sinónimo de persecución, y de exponerse a perder la vida en algún atentado. Se entiende así por qué el 50 % de los católicos iraquíes existentes en 2003 ha emigrado al extranjero. Pero la Iglesia en Irak necesita jóvenes. «Jóvenes, no emigréis, permaneced enraizados en Cristo. Nuestra tierra os necesita», les dijo, en una catequesis, el Vicario patriarcal caldeo de Bagdad, monseñor Warduni.

Los jóvenes seminaristas están dispuestos a ese sacrificio. Hacen suyas las palabras del Papa a los jóvenes en la homilía de la Misa de envío, en Cuatro Vientos: Responded a Jesús «con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón joven como el vuestro».

Alegría desbordante

El grupo de Mosul ha despertado alegría, a su paso por la JMJ, allá donde ha ido. Radiantes por poder vivir la fe en libertad, izaban su bandera y cantaban por las calles. Muchos peregrinos los paraban para hacerse fotos con ellos.

España les ha resultado sorprendente. En dos semanas, han tenido oportunidad de conocer Córdoba, conocer la figura de san Juan de Ávila, participar en la Misa para seminaristas con el Papa, recorrer el paseo del Prado, sorprenderse de la arquitectura de Madrid…

Lo más duro ha sido nuestra cocina, pues platos españoles, como la paella o el salmorejo, les resultan extraños a su paladar.

Lo que sí conocían bien de España antes de llegar es el fútbol. De hecho, el grupo de peregrinos ha estado dividido entre los forofos del Madrid y los del Barcelona. También les gusta el tenis, y vibran con las victorias de Rafa Nadal.

Firmes en la fe

El miércoles 17, el grupo de Mosul, y los demás grupos de peregrinos de todo Irak, se reunieron, en la parroquia madrileña de San Agustín, en un encuentro organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, que, junto a la organización de la JMJ, ha hecho un gran esfuerzo para traer a Madrid al mayor número posible de peregrinos de Irak y de otros países en los que la Iglesia es perseguida.

Vinieron unos 150 iraquíes. Uno de los sacerdotes iraquíes lanzó este mensaje a los jóvenes españoles y a los peregrinos europeos: «No os preocupéis por nosotros, porque somos felices y nuestros abuelos también padecieron la persecución. Sólo os pedimos que recéis por nosotros. Tenemos una fe firme y vamos a llevar nuestra cruz desde el principio hasta el final».

Testimonio valiente

Como los demás grupos, los peregrinos de Irak han tenido catequesis en su idioma. Una de las sedes ha sido la parroquia de San Jerónimo el Real. Al término de una, Armen, que vive en la ciudad de Kirkuk, donde recientemente los cristianos han sufrido un nuevo atentado, explica que, allí, «la vida es difícil para los cristianos, pero la gente logra arreglarse como puede. Otros marchan a otros países, porque la gente teme por sus vidas». Con todo, «aún quedan cristianos. La gente sigue yendo a las iglesias, aunque tenga miedo». Sobre la importancia de manifestar su fe en la vida pública, responde con rotundidad: «Yo lo digo con orgullo. No, no tengo miedo».

El padre Petros, de Mosul (a la derecha), acompañado de un seminarista de su misma diócesis (a la izquierda).

El seminarista Roni agradece también la atención que, según ha comprobado, presta la Iglesia a la situación de los cristianos en Irak. «Me siento muy feliz de ver a gente hablando sobre mi país y rezando por la paz». Él, como muchos, ya ha pagado un precio alto por su fe. Cuenta que, yendo en autobús a la universidad, sufrió una explosión. Se le fracturó el tabique nasal, el dedo pulgar, además de sufrir heridas por toda la cara y quedar ciego durante dos semanas. Al padre Jonah, uno de los sacerdotes del grupo de peregrinos de Mosul, se le fracturó una pierna en otro atentado.

El viernes, tiene lugar el vía crucis en el paseo de Recoletos. Durante la tercera Estación, llevan la cruz jóvenes iraquíes. En el texto, compuesto por las Hermanas de la Cruz, se lee esta advertencia de Jesús a Pedro: «Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti» (Lc 22, 31). Y prosigue el texto: «El Señor los mira para que, como Pedro, hagan acopio de valor y sean testigos convencidos de lo que creen».

La Cruz gloriosa

Finaliza el vía crucis. Empiezan las fotos y los saludos. Al ver al grupo de Mosul, Rand, también iraquí, se acerca a hablar con ellos. Ella emigró a España, hace dos años, con sus padres y sus dos hermanas. Actualmente, vive en Barcelona. Rand y su familia abandonaron Irak por los continuos ataques terroristas. Sus padres son médicos, y, como muchos colegas de profesión, han tenido que irse de allí, debido al acoso sufrido por los ataques terroristas, y el goteo de secuestros y asesinatos. Ahora, han montado un restaurante de cocina árabe.

En Irak, Rand hubo de abandonar sus estudios de Farmacia. Las chicas, pero sobre todo las cristianas, tienen mucho miedo cuando van a la universidad.

Entre cristianos iraquíes abundan los profesionales liberales, por lo que los grupos armados consideran que son capaces de pagar el elevado rescate exigido. También por este motivo, la persecución está teniendo efectos devastadores en el conjunto de la sociedad. «La gente culta ha quedado fuera de Irak y han quedado los radicales», explica Rand.

Con todo, los profesionales cristianos son un colectivo bien considerado por muchos musulmanes, por su pericia y su fuerte sentido ético en el ejercicio de su labor. Ella misma ha dejado muchas amigas musulmanas. Mantiene el contacto a través de Internet. «En el Facebook, me dicen: Rand, vuelve, nosotras te buscamos trabajo aquí. Pero yo no puedo volver.

Ovejas en medio de lobos

El sábado 20, el grupo de Mosul participa en la Misa de seminaristas, en la catedral de la Almudena. Después, se marchan al aeródromo de Cuatro Vientos, dispuestos a pernoctar allí y participar de la Vigilia y en la Misa de envío. Resisten sin problemas la tormenta. Tras la Vigilia, algunos peregrinos buscan resguardarse por si llueve, pero ellos optan por dormir al raso y que sea lo que Dios quiera.

Al concluir la Misa, comienza el momento de las despedidas. Por los caminos van despidiéndose de los peregrinos. De pronto, se encuentran a un grupo de iraquíes afincados en Estados Unidos. Es un encuentro alegre. Los más jóvenes han nacido ya en territorio estadounidense, si bien algunos se trasladaron a ese país siendo pequeños, por lo que unos y otros hablan un inglés perfecto y con acento americano. Es la Iglesia caldea de la diáspora. Tras caminar un buen rato bajo un sol de justicia, llegan al Metro, camino al Seminario, donde han sido alojados.

Están visiblemente agradecidos a España, sobre todo a todas las personas que les han acompañado estos días en España, con quienes esperan mantener el contacto, gracias a las nuevas tecnologías, y con quienes, sobre todo, se mantendrán unidos en la oración, de ahora en adelante.

Ahora les toca llevar la JMJ a Irak, a sus hermanos en la fe. Les toca llevar la alegría de vivir arraigados en Cristo y firmes en la fe, como tantos otros cristianos perseguidos en el mundo.

La esperanza que viene de allá

Es cierto que una JMJ tan maravillosa como la que hemos vivido nos depara muchísimas razones para la esperanza y para que salgamos del desaliento en el que a veces vivimos. Yo me quería fijar ahora en la fuerza y en la autenticidad de la fe de nuestros hermanos de países donde la Iglesia católica está perseguida o fuertemente discriminada. En concreto, Ayuda a la Iglesia Necesitada y la propia organización de la JMJ becamos a un grupo de 17 seminaristas y a 2 obispos provenientes de Mosul. Ellos participaron en las catequesis en árabe que se hicieron en la emblemática iglesia de los Jerónimos de Madrid y tuvimos la suerte de conocerlos personalmente, pues quisieron visitar la exposición fotográfica sobre cristianos perseguidos, que allí mismo teníamos expuesta.

¿Qué podíamos decirles nosotros sobre persecución a unos cristianos valientes que han visto cómo los islamistas radicales de Al-Qaeda asesinaban a hermanos suyos sacerdotes, a su pastor el obispo, o cómo incluso ponían bombas en autobuses de niños que iban a la escuela? Pues les mostramos que no son los únicos en sufrir por llevar la cruz de Cristo. Compartiendo con ellos fotografías de China, de Pakistán, de la India o de Egipto, vieron cómo muchísimos otros hermanos también sufren por la fe.

Cuando, enseñándoles la exposición fotográfica, llegamos a una foto donde se mostraba la tumba de Ragheed Ghani, sacerdote de 35 años, asesinado en Mosul, hace 4 años, inmediatamente, como una sola voz, entonaron todos ellos un precioso y sentido canto en árabe, seguido del Padre nuestro en el mismo idioma. Ellos portaban orgullosos la bandera de Irak y una gran cruz como símbolos de pertenencia. Sus miedos, sus respetos humanos ya han sido digeridos y eliminados hace tiempo. Ahora nos enseñan sobre todo a proclamar nuestra fe con valentía y con dignidad.

Seamos testigos en nuestros ambientes, en nuestras escuelas y universidades. El No tengáis miedo de Juan Pablo II resuena fuertemente en nuestras conciencias. «Si Cristo está con nosotros, ¿quién contra nosotros?».

Javier Menéndez Ros
Director de Ayuda a la Iglesia Necesitada