Garrigues Walker: «Somos ellos». «Pongámonos en la piel de los refugiados» - Alfa y Omega

Garrigues Walker: «Somos ellos». «Pongámonos en la piel de los refugiados»

Ricardo Benjumea
El presidente de la Fundación Garrigues, Antonio Garrigues Walker; el presidente de la ACdP y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Carlos Romero; y el director del Congreso, Rafael Ortega

«Un país es moderno cuando habla de lo que hay que hablar». «Dedicamos horas y horas en España a hablar de lo que no hay que hablar». Son lamentos del prestigioso jurista Antonio Garrigues Walker, que presentó este jueves el XVII Congreso Católicos y Vida Pública.

La cita que cada otoño organiza en Madrid la Asociación Católica de Propagandistas y su obra más conocida, la universidad CEU San Pablo, estará dedicada, del 13 al 15 de noviembre, al tema Construir la democracia: responsabilidad y bien común.

Los retos de la globalización

Garrigues Walker centró su intervención en los retos de la globalización. «La realidad actual es compleja, llena de incertidumbres, está claro. Porque todo está cambiando, y todo, absolutamente todo, va a seguir cambiado».

Pero «no podemos mirar a la época actual de una manera negativa y temerosa». Es necesario –afirmó el ponente– saber reconocer y aceptar los cambios, no mayores que los que ha afrontado en otros tiempos la humanidad, como las repercusiones que produjo la invención de la imprenta o de la luz eléctrica.

Para no naufragar en estos tiempos de incertidumbre, «solo hay un camino seguro, el camino ético. No hay otro». ¿Pero qué es la ética? Garrigues aludió a la simple definición de un profesor inglés: hacer lo que hay que hacer y no hacer lo que no hay que hacer. «Tenemos que proteger la humanidad a ultranza», enfatizó.

La acogida a los refugiados

La ética es el límite necesario al progreso científico, donde hay toda una serie de derechos en juego, en ámbitos como el de la genética o las amenazas a la privacidad que ha provocado el avance en las comunicaciones.

Garrigues Walker aludió también al «la pavorosa desigualdad» social, un problema que ha crecido enormemente en estos años de crisis económica mundial. Pero el gran tema de su intervención fueron los procesos migratorios.

«Tenemos que entender en Europa que este es un tema que no vamos a poder parar bajo ningún concepto», dijo. Tiene que haber límites. «España no puede aceptar a 30 millones de refugiados. Pero más refugiados que ahora sí tenemos que aceptar».

Para la Europa envejecida la llegada de refugiados es una gran oportunidad. Sin embargo, «o empezamos a aplicar políticas comunes, quieran o no quieran algunos, o esto va a generar en toda Europa movimientos xenófobos y racistas en cantidades increíbles». Es importante que se perciba que las autoridades tienen un plan. «Si el ciudadano medio ve que el proceso es descontrolado, va a rechazarlo inevitablemente».

Garrigues criticó la insolidaridad de muchos europeos, en particular la de varios gobiernos, y aludió a la canciller Angela Merkel como «un ejemplo de grandeza».

Es necesario empatizar con estas personas, especialmente desde España, que ha conocido bien lo que significa el exilio y la emigración. «Somos ellos», dijo Garrigues. Debemos ponernos en su piel para intentar «entender el daño que puede sufrir un refugiado obligado a olvidar sus raíces y hacer enormes sacrificios» para salvar la vida de su familia. Con «vallas cada vez más altas, no les vamos a detener».

Pero no basta buena voluntad, advirtió. Es necesario «el pragmatismo», y tener claro que lo difícil no es la acogida inicial de los refugiados, sino la integración en las sociedades europeas, proceso que va a durar varios años.