«La familia debe ser el eje de toda pastoral» - Alfa y Omega

«La familia debe ser el eje de toda pastoral»

En la tarde del 9 de noviembre, en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, la vicerrectora de la Universidad Francisco de Vitoria y especialista en temas de familia, María Lacalle Noriega, impartió la ponencia inaugural de la XXXVII Semana de la Familia. Lacalle Noriega centró su exposición en el lema de esta edición La parroquia, apoyo de las familias. Promover la pastoral familiar desde la parroquia

Diócesis de Cádiz y Ceuta

El obispo de Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza, que presidió la conferencia, agradeció a la Delegación de Familia y Defensa de la Vida su trabajo a la hora de organizar una nueva edición de la Semana de la Familia. «Hoy la pastoral de la familia adquiere un valor de primerísimo orden. Con mirada de fe entendemos la importancia que tiene la familia en el plan de Dios». En este mismo sentido la vicerrectora de la Universidad Francisco de Vitoria comenzó su disertación asegurando que «la familia es una institución básica para todo el mundo», todavía más en la actualidad, ya que «vivimos en un mundo donde la consigna es abolir la familia».

Refiriéndose a esta afirmación, María Lacalle manifestó que la responsabilidad de la pastoral familiar es de todos. «La familia es sujeto de la pastoral en una doble dimensión: hacia dentro, como primera educadora, donde se aprende a amar y a transmitir la fe; y hacia fuera, dando testimonio, haciendo que crezca el deseo de familia y acompañando a otras familias».

De esta manera, la experta en temas de familia invitó a dirigirse a todos, al hombre concreto y especialmente a los más débiles y heridos.

Por otro lado, afirmó que la pastoral familiar debe ser un instrumento para el seguimiento de Cristo y la conversión. «La Iglesia no es una ONG, el fin de la Iglesia es ofrecer a las personas la salvación de Cristo».

Para conseguir estos objetivos, Lacalle Noriega apuntó como posibles soluciones una mejor preparación del matrimonio, mediante el «arte del acompañamiento», bajo la luz de la misericordia, siendo una pastoral propositiva, que muestre la belleza y la importancia de la familia. En este sentido, aconsejó como herramientas, además de la formación, aprender a escuchar, ir a las causas, unir esfuerzos y recurrir a personas cualificadas profesionalmente, crear grupos de familias, desarrollar prácticas para que las familias crezcan y den frutos, y, como prioritario, la oración en común. Y todo ello porque la familia «es un deber de amor que manifiesta un misterio de comunión».

Por último, se abrió un turno de coloquio con los asistentes.