De Madrid al cielo..., y viceversa - Alfa y Omega

De Madrid al cielo..., y viceversa

Dicen los castizos que, de Madrid, al cielo. Y nunca como en la JMJ será tan cierto. Porque, a lo largo de esos días, cientos de templos expondrán al Santísimo, y abrirán una línea directa, de ida y vuelta, con el cielo. Una experiencia similar a las que se han desarrollado en otras JMJ, y que cambia la vida de jóvenes, hasta en los casos más insospechados…

José Antonio Méndez
Nuria en Colonia

Tenía poco más de 34 años cuando Nuria, agnóstica y sumida en una depresión, fue a una Asamblea de la Renovación Carismática, a la que le llevó su madre: «Me llevó porque yo estaba enferma, triste, sin ganas de nada. Como no conocía a nadie, me acerqué a un puesto donde unos jóvenes vendían cosas, para distraerme viendo qué tenían, y ellos me dijeron que lo que recaudaban era para irse a Colonia, a la JMJ de 2005. Me preguntaron si yo quería ir, y les dije que no sabía lo que era la JMJ, ni a qué se referían con Colonia», cuenta.

Entonces sucedió algo: «Me invitaron a ir con ellos a la JMJ, y en mi interior sentí como una voz –hoy sé que era la de Dios– que me decía que tenía que ir. Así que me vi apuntada a un viaje con gente que no conocía, ¡y para ver al Papa! ¡Yo, que no tenía ningún amigo cristiano!», dice. Aunque estuvo tentada de quedarse en tierra, cuando llegó el momento de partir, Nuria subió al avión con su depresión a bordo. Y lo que vivió en Colonia, le dio la vuelta como a un calcetín: «Durante aquellos días, me encontré con Cristo, con la Iglesia y con una alegría enorme. Fueron los días más felices de mi vida. Sobre todo, recuerdo la Vigilia de adoración, en Marienfeld: por primera vez, me encontré con Cristo Eucaristía y le reconocí». Por entonces, Nuria necesitaba medicamentos para dormir, «pero en Marienfeld, a pesar del frío, la humedad y pasar la noche al raso, dormí mejor que en toda mi vida, y sin medicación. En esa adoración, descubrí que estar delante del Señor, aunque sean cinco minutos, puede cambiar tu vida, porque yo volví a casa curada de mi depresión, con alegría, con sed de saber más y ganas de ir a Misa».

Jóvenes españoles adoran al Santísimo en la catedral de Colonia, durante la JMJ 2005

Hoy, Nuria es voluntaria de la JMJ y responsable de los actos de Adoración eucarística que se desarrollarán por todo Madrid, en cientos de iglesias, colegios y monasterios, en varios idiomas y organizados por realidades eclesiales de todo el mundo.

Además de los lugares y horas de adoración ante el Santísimo que se citan en La Agenda Cultural y Litúrgica que recibirán los peregrinos –reseñada en página siguiente–, cientos de iglesias permanecerán, por propia iniciativa, abiertas y con el Santísimo expuesto.

En el Retiro habrá exposición ininterrumpida; en el Seminario Conciliar, una cadena de oración por las vocaciones, a la que se unirán, en la distancia, miles de conventos, comunidades y diócesis de toda España; en otros puntos se combinará la adoración con testimonios, conciertos y oraciones litúrgicas; y en otros, los ratos de adoración serán la antesala de la evangelización por las calles. Porque, como dice Nuria, «quienes hemos tenido la gracia de conocer a Cristo, estamos llamados a darle a conocer a los demás, sobre todo a los que tenemos cerca. Por eso, la JMJ es una ocasión estupenda para invitar a un amigo o a un familiar, también a los alejados, a estar un rato ante el Santísimo. Puede dar lugar a una bendición que dure toda la vida…».