Una hora decisiva - Alfa y Omega

Una hora decisiva

San Ignacio de Loyola, guía espiritual excelente para la etapa final de la preparación de JMJ 2011 en Madrid: así titula el cardenal arzobispo de Madrid su exhortación pastoral de esta semana. Escribe:

Antonio María Rouco Varela
Jóvenes madrileños besan la Cruz de las JMJ en la catedral de la Almudena

Coincide la celebración del pasado domingo, el décimo octavo del Tiempo ordinario, con la memoria y fiesta de San Ignacio de Loyola, uno de los Patronos de la JMJ 2011 de Madrid. El extraordinario significado de su persona y de su obra para la historia de la Iglesia moderna y contemporánea no disminuye, ni mucho menos, con el paso del tiempo. La figura del fundador de la Compañía de Jesús es muy valiosa para el presente y el futuro de la Iglesia, cuando encara un nuevo y apasionante período: el del tercer milenio. Bastaría recordar y relacionar el leitmotiv de la Carta apostólica Novo millennio ineunte, del Beato Juan Pablo II, de 6 de enero del año 2001, al concluir el gran Jubileo del año 2000, con la línea doctrinal y espiritual que inspira el libro de los ejercicios espirituales de san Ignacio, para poder comprobar, con meridiana claridad, su actualidad. Juan Pablo II inicia y concluye su Carta del comienzo de un nuevo milenio, dirigida a toda la Iglesia —a sus pastores y fieles—, con el conocido Duc in altum: ¡Rema mar adentro! ¡Caminemos con esperanza!

¡Cristo! Conocido, contemplado, amado. Solamente desde la mirada que se queda más que nunca fija en el rostro del Señor se encuentra la orientación y la gracia para emprender, con nueva esperanza, el echar las redes entre los hombres y mujeres de nuestro milenio. San Ignacio de Loyola exhorta al que recibe los Ejercicios a «entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su Divina Majestad, así de su persona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su santísima voluntad». Y, enseguida, en el primer Ejercicio, le invita a hacer un coloquio, «imaginando a Cristo Nuestro Señor delante y puesto en Cruz…; cómo de Criador es venido a hacerse hombre, y de vida eterna a muerte temporal, y así morir por mis pecados. Otro tanto, mirando a mí mismo, lo que he hecho por Cristo, lo que hago por Cristo, lo que debo hacer por Cristo». La actualidad pastoral de san Ignacio de Loyola, en este momento de la vida de Iglesia, queda subrayada aún más por el Mensaje de nuestro Santo Padre Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Juventud-2011. El Papa sitúa en el centro de su propuesta de vida a los jóvenes el aprender «a ver, a encontrar a Jesús, en la Eucaristía…, en el sacramento de la Penitencia…», porque, «en los sacramentos, Él se nos acerca y, en modo particular, se nos entrega». También les anima a reconocer y servir a Jesús «en los pobres y enfermos, en los hermanos que están en dificultad y necesitan ayuda». ¡La culminación espiritual de los ejercicios de san Ignacio conduce al ejercitando a la contemplación para alcanzar amor!

Signo de amor

La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y el Icono de la Virgen, Nuestra Señora, han regresado a Madrid para ser colocados en los lugares de los actos centrales, que presidirá el Santo Padre. Hemos acogido la Cruz, con bellísima liturgia, el pasado 18 de julio, en nuestra Santa Iglesia Catedral de la Almudena. La hemos contemplado y adorado con fervor. Cuando, caídas las escamas de los ojos de nuestra alma pecadora, se contempla sinceramente a Jesús clavado en la Cruz, el Cordero inocente, y a su Madre Santísima a su lado y a nuestro lado, no puede uno por menos que caer de rodillas y adorarlo ante tanto amor sacrificado: ¡amor inmerecido, misericordioso, universal! Cruz e Icono han emprendido una última peregrinación por todo el territorio de nuestras ocho Vicarías episcopales y por las diócesis hermanas de Alcalá y Getafe. ¡Alcémosla bien alto! para que puede ser vista, contemplada y reconocida por todos los jóvenes madrileños como el signo victorioso del único amor que nos salva y les salva, y, por tanto, como la señal gozosa de la vida verdadera, victoriosa, eterna, ¡sin fin!

Cruz e Icono apremian a los jóvenes a cultivar un clima de intensificación de la oración personal y comunitaria, en estas dos últimas semanas que preceden a la inauguración de la JMJ 2011 en Madrid. Un clima imprescindible para que se abran los surcos del alma a la gracia de la conversión, sobre todo, a través del sacramento de la Penitencia y para poder recobrar ese vigor espiritual y humano que se necesita para dar hoy un testimonio de fe, esperanza y amor cristiano, valiente y auténtico, que pueda convencer e, incluso, fascinar a sus jóvenes compañeros y amigos de Madrid, de España y de todo el mundo. La acogida fraternal que les dispensen constituirá una prueba concluyente de que somos, y de que queremos ser siempre, testigos de la caridad de Cristo.

Que Santa María, Nuestra Señora y Madre, la Real de la Almudena, nos asista y entusiasme en esta hora tan decisiva de la evangelización de los jóvenes. ¡Que ellos mismos sepan y quieran ser testigos valientes de Jesucristo en este trayecto final de la JMJ 2011 en Madrid, que presidirá el Santo Padre Benedicto XVI!