Los jóvenes tienen sed de espiritualidad - Alfa y Omega

Los jóvenes tienen sed de espiritualidad

Los jóvenes que vienen para participar en la JMJ tienen sed de espiritualidad, explica el sacerdote Éric Jacquinet, responsable de la Sección de Jóvenes, del Consejo Pontificio para los Laicos, organismo vaticano que asiste al Papa en el seguimiento de la preparación de esta Jornada Mundial de la Juventud

Jesús Colina. Roma

La JMJ vuelve a Europa y a España. ¿Qué significado tiene este regreso del evento al Viejo Continente secularizado?
Secularizado, sí, pero también con gran sed de espiritualidad… Veo un gran deseo en los jóvenes de vivir en la Iglesia, incluso en un contexto como el europeo. Esto se percibe claramente en España, donde encontramos las dos realidades. Para España, acoger la Jornada Mundial de la Juventud será muy importante. El cardenal Antonio María Rouco Varela está convencido de esta sed de espiritualidad por parte de los jóvenes.

La Jornada Mundial de la Juventud, ¿logra responder a este deseo?
En los deseos de los jóvenes con los que me encuentro, como en el Centro San Lorenzo de Roma [el centro juvenil del Vaticano], veo este deseo de experiencia espiritual, que con frecuencia se traduce en ganas de rezar. La adoración eucarística es muy practicada. Muchos jóvenes vienen al Centro San Lorenzo para vivir un momento de silencio y de recogimiento en medio del estruendo. Pero hay también otro deseo, no menos importante…

¿Cuál?
El de formación intelectual, que nace, creo, de una cierta distancia entre lo que estudian en la universidad o la escuela, y lo que escuchan de la Iglesia, del Papa. Buscan una coherencia intelectual y creo que en el campo de la formación, en la oración y en la profundización cultural de la propia fe, las Jornadas Mundiales de la Juventud pueden ser una respuesta, pues ofrecen, ya sea tiempos de meditación, como de enseñanza, como son las catequesis de los obispos y del Papa en los Jornadas Mundiales de la Juventud.

Entonces, ¿no ha desarraigado la secularización las raíces cristianas de los jóvenes europeos?
Diría que no, pero vale la pena recordar que estamos hablando de ese círculo de jóvenes que viven cerca de la Iglesia, que participan en la vida eclesial. No serán sumamente numerosos, pero su deseo es grande, y por este motivo son los primeros misioneros entre los chicos de su edad. Creo que el deseo de volver a encontrar una cultura cristiana es compartido por muchos. Cuando murió Juan Pablo II, vi a centenares de miles de jóvenes venir a Roma desde todo el mundo para despedirse de él. Es un signo claro de que crecieron con la persona, con la enseñanza y el ejemplo de ese Papa. Y esto no ha cambiado con Benedicto XVI, prueba de que los jóvenes no siguen la fama de la persona, sino el deseo profundo que va más allá del lazo personal con la figura del Pontífice.