«Si quieres que Dios te cambie la vida, pídeselo», dice el Papa a los jóvenes en Uganda - Alfa y Omega

«Si quieres que Dios te cambie la vida, pídeselo», dice el Papa a los jóvenes en Uganda

En espacio de un par de horas, el Papa ha recordado la importancia y el poder de la oración y de la caridad para transformar la vida personal y social. Lo ha hecho durante su viaje a Uganda, en su encuentro con los jóvenes y en su visita a la Casa de la Caridad

RV

«Por vuestras venas corre sangre de mártires y por eso tenéis la fe y la vida que tenéis ahora. Y esta fe y esta vida es tan linda que se la llama la perla de África»: así lo expresó Francisco durante su encuentro con los jóvenes ugandeses en Kololo Air strip, de Kampala.

«Si transformo lo negativo en positivo, soy un triunfador»

«Siempre se puede», insistió el Obispo de Roma. «Nuestra vida es como una semilla. Para vivir hay que morir y morir a veces físicamente como los compañeros de Emanuel, morir como murió Carlos Lwanga y sus compañeros mártires. Pero a partir de esa muerte hay una vida, una vida para todos, y si yo transformo lo negativo en positivo, soy un triunfador. Pero eso solamente se puede hacer con la gracia de Jesús». Y preguntó: «¿Estáis seguros de esto?. «¿Estáis dispuestos a transformar en la vida todas las cosas negativas en positivo? ¿Estáis dispuestos a transformar el odio en amor? ¿Estáis dispuestos a querer transformar la guerra en la paz? Vosotros, tened conciencia de que sois un pueblo de mártires». Y a cada pregunta, los jóvenes ugandeses respondían con un rotundo «¡Sí!».

La oración no es una barita mágica

De pié junto al atril preparado para el discurso el Papa dejó los papeles desde el inicio y habló en argentino: «Jesús puede cambiarte la vida. Jesús puede tirarte abajo todos los muros que tenés delante. Jesús puede hacer que tu vida sea para los demás. Algunos de ustedes me puede preguntar: ¿para esto hay una barita mágica?. Si vos querés que Jesús te cambie la vida pedile a él. Esto se llama rezar. Les pregunto, ¿ustedes rezan? ¡Sí!, responden. Hay que rezarle a Jesús porque él es el salvador. Nunca dejen de rezar. La oración es el arma más fuerte que tiene un joven. Jesús nos quiere».

Las tres peticiones del Papa

El Sucesor de Pedro en peregrinación misionera en Uganda concluyó: «Les pido estas tres cosas: Primero, superar las dificultades. Segundo, transformar lo negativo en positivo. Y tercero, oración a Jesús, que lo puede todo. Jesús que entra en nuestro corazón y nos cambia la vida. Jesús que vino para salvarme y dio su vida por mí. Rezar a Jesús porque Él es el único Señor; y como en la Iglesia no somos huérfanos y tenemos una Madre, rezar a nuestra Madre».

Visita a la Casa de la Caridad

Tras su encuentro con los jóvenes de la ciudad ugandesa de Kampala, el Papa se trasladó en automóvil, a primeras horas de la tarde a Nalukolongo, a 10 km de distancia, para visitar la Casa de la Caridad, fundada en 1978 por el Cardenal Emmanuel Kikwanka Nsubuga.

La superiora de la casa recibió al Obispo de Roma, quien en la pequeña iglesia dedicada a Nuestro Señor de África veneró el Santísimo Sacramento, junto al párroco, el presidente de las Obras de caridad y las casi treinta religiosas que gestionan este centro. Francisco también visitó la cercana tumba del cardenal Nsubuga.

Después de saludar a las personas procedentes de otras Casas de la Caridad, el Santo Padre visitó a los enfermos ingresados en los dos edificios principales, y desde la plaza dirigió a todos unas palabras centradas en dos temas: el servicio a los pobres, minusválidos y enfermos, y un llamamiento a las parroquias y comunidades.

Servicio a los pobres

El Papa puso de manifiesto que con su visita a esta Casa de la Caridad deseaba, por una parte, agradecer a las Religiosas del Buen Samaritano el servicio silencioso y gozoso que realizan, y, junto con ellas, también a los muchos otros grupos de apostolado de Uganda, especialmente los que trabajan por los enfermos de Sida.

Por otra parte, el Pontífice aprovechó la oportunidad para volver a proponer el carácter central de los pobres en la vida cristiana. De hecho, según señaló el Papa, esta Casa de la Caridad es precisamente un lugar en el que, quien vive en él, siente la presencia de Jesús que ama a cada uno, con el amor de Dios: «¡El Señor nos dice con palabras inequívocas que nos juzgará sobre esto!», exclamó.

Llamamiento a las parroquias, comunidades y familias

Por esta razón, Francisco hizo un llamamiento «a todas las parroquias y comunidades presentes en Uganda y en el resto de África, a no olvidar a los pobres. El Evangelio nos impone que salgamos hacia las periferias de la sociedad y que encontremos a Cristo en la persona que sufre y que padece necesidades».

Frente a la difusión del egoísmo y de la indiferencia, «los cristianos no podemos estar sencillamente mirando. ¡Algo debe cambiar!». Y empezando por el entorno más cercano: «Nuestras familias deben llegar a ser signos más evidentes aún del amor paciente y misericordioso de Dios, no sólo por nuestros hijos y nuestros ancianos, sino por todos aquellos que padecen necesidades. Y nuestras parroquias no deben cerrar las puertas ni los oídos ante el grito de los pobres».

Gestos sencillos, escondidos –dijo el Papa– pero que son «la vía maestra del discipulado cristiano» y el camino a través del cual «hacemos entrar la fuerza del amor de Cristo en el mundo y lo cambian realmente».

Guillermo Ortiz y María Fernanda Bernasconi / RV