A pocos días de la JMJ - Alfa y Omega

Se trata de un acontecimiento excepcional y único para la Iglesia en Madrid y en España.

¿Un acontecimiento eminentemente espiritual? Ciertamente. Pero de unas implicaciones y repercusiones en todos los demás ámbitos de la existencia individual y social de la persona humana. En este momento tan extraordinariamente crítico, por el que atraviesan nuestras sociedades en la actualidad, la luz de la fe, la fuerza de la esperanza y el impulso para el amor más grande que surge desbordante del Corazón de Cristo, les equipa con los mejores y más imprescindibles resortes para entender la crisis, abordarla con éxito y superarla.

Se impone, por consiguiente, intensificar la plegaria personal y comunitaria en los días que nos faltan para su celebración.

El encargo del Papa se viene cumpliendo con una admirable y desprendida disponibilidad por parte de nuestras comunidades parroquiales, de los institutos de vida consagrada, de las asociaciones, movimientos y realidades eclesiales. Todos ofrecen lo mejor de sí mismos para que esa Iglesia joven, convocada y presidida por él, se encuentre entre nosotros como si fuésemos su familia: ¡la familia de los hijos de Dios! Los voluntarios, numerosos, sacrificados y tan generosamente entregados, no regatean su tiempo, sus posibilidades y facultades personales y profesionales, su esfuerzo.

También el pueblo de Madrid nos ha dado ya muestras abundantes de esa actitud de ancho y gran corazón que le ha caracterizado siempre. Lo han hecho las autoridades e instituciones públicas y, también, como no podía ser menos, la sociedad madrileña.

ón nos merecen tantas personas que, en los servicios públicos y en las más variadas tareas de carácter privado y de interés social, sacrificarán sus días de vacación y el tiempo para disfrutar con su familia de un merecido descanso veraniego para hacernos posible y grata la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud. La alegría y el gozo de esos inolvidables días -¡que lo serán!− para los jóvenes, para Madrid y para España, se les deberá también grandemente a ellos. ¡Se lo agradecemos con toda el alma!