En el servicio está la clave - Alfa y Omega

En el servicio está la clave

Redacción
Jóvenes con la Cruz de la JMJ, en Benicarló (Castellón)

En los jóvenes está la esperanza, porque son el futuro. Y el futuro les pertenece. Por ello, la etapa de la juventud encierra una gran responsabilidad para cualquier comunidad. Una responsabilidad que ha de ser asumida por los mismos jóvenes, en primer lugar, y que ha de ser tutelada y orientada por su familia, por sus educadores, por la Iglesia y por diversas instituciones de la sociedad.

De siempre, la Iglesia ha mirado con especial cariño y esperanza a los jóvenes. En su primera carta, san Juan se dirige a ellos con las siguientes palabras: «Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno».

Juan Pablo II vio esa importancia de la juventud, y puso en marcha las Jornadas Mundiales de la Juventud para apoyar diversas formas de actividad de los laicos jóvenes en la vida y misión de la Iglesia. Nuestro actual Santo Padre, Benedicto XVI, ha señalado la riqueza de la juventud en cualidades, energías, sueños y esperanzas, recursos que los jóvenes poseen en abundancia. Y esas cualidades, desde mi condición de empresario, las percibo como muy importantes a la hora de trabajar en la empresa.

La empresa necesita a los jóvenes, y los precisa comprometidos, inquietos e innovadores; que empiecen a tomar responsablemente sus primeras decisiones, porque tendrán mucha importancia para construir el futuro de su dimensión personal y profesional.

Esa responsabilidad con el futuro, propia de la esperanza cristiana, ha de facilitar que nuestra juventud esté dispuesta a dar cuenta de su potencial, de su esperanza, de sus ilusiones, de su creatividad y espíritu innovador, para que, como savia nueva, nos fortalezcan y motiven. Por nuestra parte, las empresas les ofreceremos formación, trabajo y futuro, y, como síntesis, los valores del esfuerzo, la disciplina y la superación; y siempre un espacio de relación y una oportunidad para poder servir a los demás, porque en el servicio a los demás está la clave de la auténtica felicidad y la plasmación del verdadero amor al prójimo.