¿Cómo está hoy tu corazón? - Alfa y Omega

Uno de los ratos que más disfruto en la semana es cuando voy a hacer la compra a la frutería donde trabaja Salauddin y me recibe con un «As salamu alaykum, Pepa, ¿cómo está hoy tu corazón?». Todavía recuerdo el impacto que me causó la primera vez que alguien me saludaba preguntándome directamente por mi estado emocional en un contexto de prisas, racionalidades y eficacias.

Conocí a Salauddin hace ya tiempo. Fue uno de los bangladesíes que se resistieron a una deportación hace años en Melilla, escondiéndose en los montes, y que con el apoyo de unos colectivos del barrio de Raval consiguieron llegar a España tras casi dos años de estar estancados en el CETI –Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes–.

Salauddin es campesino. Sus padres tenían unas tierras en el sur de Bangladés hasta que las inundaciones se las tragaron y se vieron forzados a migrar a Daca. Allí no le quedó más remedio que ponerse a trabajar en una fábrica textil de una importante transnacional española en condiciones de explotación, hasta que finalmente decidió correr la suerte de llegar a Europa. Él representa lo que llamamos un inmigrante ambiental, que es una de las realidades que la Cumbre del Clima ha denunciando como consecuencia de la violencia ecológica a la que estamos sometiendo la tierra.

La segunda vez que vi a Salauddin fue en una asamblea de vivienda a la que fue con unos compañeros por un desahucio. Tras meses de resistencia y organización vecinal fue el último en abandonar la vivienda unas horas antes de que llegara la Policía, y de recuerdo me regaló la única silla que quedaba en la casa y que hoy tengo en el comedor de la mía.

Hace tiempo que Salauddin consiguió el permiso de residencia y ahora trabaja con ahínco para poder reagrupar a Farzana, su mujer. Mientras pesa las verduras nos habla de ella con cariño y al marcharnos nos enseña su foto. «Vendrá pronto, estoy seguro», nos dice. Conociéndole sabemos que lo conseguirá y que, cuando su mujer llegue, tendrá muchas amigas esperándola, porque su marido ha sabido ganarnos el corazón.