La paz en Oriente Medio será fruto del entendimiento y del respeto - Alfa y Omega

La paz en Oriente Medio será fruto del entendimiento y del respeto

El Papa Juan Pablo II cumple hoy 80 años. Desde hace 22 gobierna la Iglesia católica y se ha convertido, por derecho propio bien ganado, en la más alta y creíble instancia moral de la Humanidad en esta hora de la historia del mundo. Al desearle sinceramente toda la felicidad que se merece y pedir para él todas las bendiciones de Dios, Alfa y Omega considera oportuno celebrar tan gozosa efeméride ofreciendo a nuestros lectores uno de los más espléndidos regalos de su excepcional magisterio: el texto íntegro, en traducción de L’Osservatore Romano, de todos los discursos de su inolvidable e histórica peregrinación pastoral a Tierra Santa, al cumplirse 2.000 años de la Encarnación de Jesucristo

Redacción

Saludo al presidente de Israel, Ezer Weizman (23 de marzo)
La paz en Oriente Medio será fruto del entendimiento y del respeto

Señor presidente; ministros del Gobierno; miembros de la Kneset (parlamento israelí); excelencias:

Le agradezco vivamente, señor presidente, la acogida que me ha dispensado en Israel. Ambos traemos a este encuentro largas historias. Usted representa la memoria judía, que va más allá de la historia reciente de esta tierra, hasta el viaje único de su pueblo a través de los siglos y los milenios. Vengo como una persona cuya memoria cristiana se remonta, a través de dos mil años, al nacimiento de Jesús en esta misma tierra.

La historia, como decían los antiguos, es Magistra vitae, maestra de vida. Por eso, debemos esforzarnos por curar las heridas del pasado, de forma que no se vuelvan a abrir. Debemos promover una nueva era de reconciliación y de paz entre los judíos y los cristianos. Mi visita constituye una prenda de que la Iglesia católica hará todo lo posible para garantizar que esto no sea sólo un sueño, sino también una realidad.

Sabemos que la paz verdadera en Oriente Medio sólo llegará como fruto del entendimiento recíproco y del respeto entre todos los pueblos de la región: judíos, cristianos y musulmanes. Desde esta perspectiva, mi peregrinación es un viaje de esperanza: la esperanza de que el siglo XXI lleve a una nueva solidaridad entre los pueblos del mundo, con la convicción de que el desarrollo, la justicia y la paz no se obtendrán si no se logran para todos.

Construir un futuro más luminoso para la familia humana es algo que nos afecta a todos. Por esto, me alegra saludaros a vosotros, ministros del Gobierno, miembros de la Kneset y representantes diplomáticos de muchos países, que debéis tomar y llevar a la práctica decisiones que influirán en la vida de los pueblos. Albergo la ferviente esperanza de que un auténtico anhelo de paz impulse todas vuestras decisiones. Orando por esta intención, invoco abundantes bendiciones divinas sobre usted, señor Presidente, sobre su país y sobre todos vosotros, que me habéis honrado con vuestra presencia. Muchas gracias.