Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Amor vs. indiferencia

Días después de la celebración de la Natividad, me dispongo a leer la carta semanal del arzobispo de Madrid: La Navidad revela la misericordia que vence la indiferencia. Doy gracias a Dios Padre, que me ha enriquecido en mi fe, y me da sosiego y alegría. La Palabra de su amor misericordioso ha efectuado en mí la esperanza de sentirme no solamente perdonada, sino que soy importante para Él, no le soy indiferente. Siento amor y respeto por quien me ama desinteresadamente y me concede la paz.

Manuela García Román
Madrid

Oración al empezar el año

A Dios quiero dar las gracias por todo aquello que recibí de Ti. Gracias por la vida y el amor, por el aire y el sol, por la alegría y el dolor. Te ofrezco cuanto pueda hacer este año. Te pido, Señor, perdón por el tiempo perdido, por mis palabras inútiles. Perdón por las obras vacías y por el trabajo que yo haga mal. Perdón si vivo sin entusiasmo. Perdón por la oración que aplacé y hoy quiero reiniciar.

Hoy te pido, Señor, para mi familia y amigos, paz y alegría, fuerza y prudencia, amor y sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad, llevando a todos comprensión y paz. Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.

Ginés Alcaraz Garrido
Madrid

Año de la Misericordia

El primer mensaje del Año de la Misericordia me llegó en la Misa del día de los difuntos. El oficiante nos instó a rezar por los difuntos olvidados. Pensé en que, cuando voy al cementerio para poner unas flores en la tumba de mis familiares, alrededor hay muchas otras que están deterioradas, sucias, olvidadas. Cuando vuelva, si Dios quiere, también voy a dejar flores en alguna de esas tumbas. Será una manera de empezar el Año de la Misericordia, precisamente con los olvidados.

Juan Ribas
Barcelona

La lección de los Magos

Una vez nacido el Niño, ocupan mis pensamientos los Reyes Magos. Me produce una gran tristeza que mencionarlos sea pensar en los regalos. Señal de que nos hemos equivocado de estrella.

Tres personas sabias e importantes emprenden un camino guiados por una estrella para adorar a un Niño. Si eran importantes, ¿no sería a ellos a quien habría que visitar? Si eran sabios, ¿no sería a ellos a quienes habría que pedir consejo? Si eran reyes, ¿no sería ante ellos ante quienes habría que arrodillarse?

Precisamente porque eran sabios sabían dejarse guiar. Precisamente porque eran sabios sabían reconocer que otras personas podían saber más, aunque de alguien mas pequeño se tratase. Precisamente porque eran sabios, eran humildes y no les costó nada arrodillarse ante el Rey de la casa aunque este fuese un bebé.

Maite Pérez
Majadahonda