El Papa pide «aplicaciones biotecnológicas que no menoscaben la dignidad humana» - Alfa y Omega

El Papa pide «aplicaciones biotecnológicas que no menoscaben la dignidad humana»

«La bioética nació para confrontar, a través de un esfuerzo crítico, las razones y las condiciones derivadas de la dignidad de la persona humana con los progresos de las ciencias y las tecnologías de la biología y la medicina, que, a su ritmo acelerado, corren el riesgo de perder cualquier referencia que no sea la utilidad y el beneficio», dijo Francisco

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El Santo Padre ha recibido este jueves en la Sala del Consistorio a 45 miembros del Comité Nacional de Bioética, instituido hace 25 años en la Presidencia del Consejo de Ministros italiano.

«Todos conocen la sensibilidad de la Iglesia en las cuestiones éticas –dijo el Papa en el discurso que les dirigió– pero tal vez no sea igualmente claro para todos que la Iglesia no reclama ningún espacio privilegiado en este campo; al contrario se siente satisfecha cuando la conciencia cívica, en varios niveles, puede reflexionar, discernir y operar sobre la base de la racionalidad libre y abierta y de los valores fundamentales de la persona y de la sociedad. Efectivamente esta madurez cívica responsable es una señal de que la siembra del Evangelio –esa sí, revelada y confiada a la Iglesia– ha dado sus frutos, logrando promover la búsqueda de lo verdadero, de lo bueno y de lo hermoso en las complejas cuestiones humanas y éticas».

«Sustancialmente –continuó– se trata de servir a la persona, a todas las personas, a todos los hombres y las mujeres, con especial atención y cuidado a los más vulnerables y desfavorecidos, que encuentran difícil hacer oír su voz, o a los que todavía no pueden a los que ya no pueden hacer que se escuche. En este terreno la comunidad eclesial y civil, se encuentran y están llamadas a cooperar, de acuerdo con sus distintas y respectivas competencias».

Francisco se refirió posteriormente a que el Comité se ha ocupado en varias ocasiones del respeto a la integridad del ser humano y a la protección de la salud desde la concepción hasta la muerte natural, teniendo en cuenta a la persona en su singularidad, siempre como un fin y nunca sólo como un medio. «Este principio ético –subrayó– es también fundamental por cuanto concierne a las aplicaciones biotecnológicas en el campo médico, que nunca pueden ser utilizadas de una manera que menoscabe la dignidad humana, ni tampoco obedecer únicamente a fines industriales y comerciales».

«La bioética –puntualizó– nació para confrontar, a través de un esfuerzo crítico, las razones y las condiciones derivadas de la dignidad de la persona humana con los progresos de las ciencias y las tecnologías de la biología y la medicina, que, a su ritmo acelerado, corren el riesgo de perder cualquier referencia que no sea la utilidad y el beneficio… Sois conscientes de que esa investigación sobre los complejos problemas bioéticos no es fácil y no siempre llega rápidamente a una conclusión armoniosa; de que siempre requiere humildad y realismo, de que no teme la comparación entre las diferentes posiciones; y de que, finalmente, el testimonio dado a la verdad contribuye a la maduración de la conciencia civil».

En particular, el Pontífice animó a los miembros de Comité a continuar su trabajo en tres ámbitos: el análisis interdisciplinario de las causas de la degradación ambiental en el que sería oportuna, «una comparación entre las teorías biocéntricas y las antropocéntricas, para buscar formas que reconozcan la centralidad del ser humano, con el debido respeto por otros seres vivientes y por todo el medio ambiente, también para ayudar a definir las condiciones irrenunciables para la protección las generaciones futuras».

El segundo ámbito es el de la discapacidad y la marginación de los sujetos vulnerables, en una sociedad que tiende a la competición y a la aceleración del progreso. «Es –dijo– el reto de contrastar la cultura del descarte que tiene muchas expresiones, entre las cuales la de tratar a los embriones humanos como material de descarte, al igual que a los ancianos y a las personas que se acercan a la muerte».

Por último, el esfuerzo cada vez mayor hacia la confrontación internacional, en vista de una posible y deseable, aunque compleja, «armonización de las normas y reglas de las actividades biológicas y médicas que reconozcan los valores y los derechos fundamentales».

Francisco finalizó dando las gracias al Comité por su intento de «identificar estrategias de sensibilización de la opinión pública, a partir de la escuela, en las cuestiones de bioética, como la comprensión de los avances de la biotecnología».