Tiempo de despedir al padre de Marcos - Alfa y Omega

Marcos tiene 8 años y perdió a su padre hace casi un mes. A pesar de lo injusto e incomprensible de la situación, le explicó a su hermano de Infantil que su padre iba a estar con ellos de otra manera a partir de ese momento. Cuando Marcos volvió al cole un día le dolía el estómago, otro día la cabeza… Él sabe que, en el fondo, lo que le duele a veces es el corazón y que ese dolor se le va moviendo por el cuerpo. La semana pasada nos reunimos a orar juntos con toda la clase de Marcos, su familia, su tutora, algunas mamás más, profes, educadoras de comedor… Celebrar es siempre importante, pero en estos momentos es fundamental. Hablamos de Dios y con Dios de lo que estábamos viviendo.

Lejos de estar triste, en el colegio Marcos sonríe y se ríe. Una vez localizadas las molestias estomacales, se va a la clase de la que ha sido su profe de Infantil y le pide pinturas, entra en el despacho de la administradora y le pide un folio, se sienta junto a la dire y, mientras una trabaja lo de fuera, el otro se trabaja lo de dentro, pintando su vida. Cuando se le pasa el dolor de cabeza, en el tiempo de comedor, entra en la portería y atiende a sus compañeros como si fuera el nuevo recepcionista, bromeando con los profesores y compañeros.

Todos entramos al juego con él porque sabemos que está en su tiempo de decir adiós, que le toca un tiempo largo de esperar, y porque creemos que le llegará el tiempo de alegrarse y resucitar. Él no sabe de tiempos, pero sabe lo más importante; sabe que no está solo, que hay un ángel que le cuida y que, cuando le duele el estómago o la cabeza, en la recepción o en la secretaría del colegio encuentra el mejor remedio: la escucha y el abrazo que necesita.