Cuna de feminicidios, drogas y secuestros - Alfa y Omega

Cuna de feminicidios, drogas y secuestros

El Papa Francisco visita Ecatepec, el suburbio más poblado de la Ciudad de México, donde conviven un millón y medio de personas con las drogas, los secuestros, las extorsiones y las mafias. El Pontífice se adentra con esta visita en la periferia del país, paradigma de la violencia que asola México

Redacción

Cientos de peregrinos han llegado hasta la ciudad para visitar al Papa. Una de ellas, Petra Arqueta, llegó desde el estado de Morelos hasta Ecatepec y pasó la noche a la espera de la celebración de la Santa Misa. «El Papa viene a Ecatepec porque nuestra fe se tambalea», dijo la mujer a la prensa mexicana. Para ella, en aquel suburbio «están los pobres y la gente trabajadora, y este Papa prefiere hablar a los humildes».

En Ecatepec viven más de 100.000 personas en situación de pobreza extrema. De hecho, en el asentamiento de La Cuesta, a 8 kilómetros del lugar donde oficia la Misa Francisco, 300 familias se han quedado sin acceso a agua potable. Los jóvenes no salen mejor parados. Los dueños de las calles de Ecatepec no llegan a la mayoría de edad, y son caramelos para las mafias, que reclutan a estos adolescentes sin oficio ni beneficio.

Más feminicidios que en Ciudad Júarez

El municipio también es un conocido infierno para las mujeres, aunque internacionalmente Ciudad Juárez copa los titulares. Pero en el suburbio que visita el Papa, más de 600 mujeres han sido asesinadas en los últimos tres años, según la Fiscalía de feminicidios del Estado de México.

Uno de los casos más sangrantes ocurrió en 2012. El Piraña, El Gato y El Matadamas, menores de edad, asesinaron a más de 15 adolescentes en la ciudad. Erick Sanjuan Palafox, de 23 años, alias El Mili por su condición de militar, era quien conseguía droga a los asesinos. Ellos, a cambio, hacían el trabajo sucio. El Mili fue el primero en caer, acusado de trata de personas y de tráfico de drogas, y enseguida delató a sus subordinados. Todos confesaron. Habían tirado algunos cadáveres a la carretera; el resto fueron a parar a un canal donde se vierten todos los residuos del Estado.

Icela Rodríguez perdió a su hija de 15 años el 26 de mayo de 2011, y su desaparición la relacionaron con El Mili y su pandilla. El cadáver de Bianca Edith Barrón Cedillo, de 14 años, estuvo 339 días en una fosa común hasta que revisaron su caso y sus familiares lograron identificarla. El problema, contaba Carmen Peña a El Universal, «es que aquí no entra la policía. Así que no puedo dejar salir de casa a mi hija más tarde de las nueve. Y ya me parece tardísimo». «No hay vigilancia y hay zonas donde no hay manera de que entren los vehículos oficiales, las ambulancias o los camiones de bomberos», denuncian los vecinos.