Hoy: mira la herida del costado de Cristo - Alfa y Omega

Hoy: mira la herida del costado de Cristo

Redacción

«Si cometo un gran pecado, me remorderá mi conciencia, pero no perderé la paz, porque me acordaré de las llagas del Señor», escribió san Bernardo en su comentario sobre el cantar de los Cantares. No hace mucho, el costado de Cristo era mirado con devoción por el pueblo cristiano, y hasta había tallas del Crucificado en las que la gente iba a besar y tocar la herida que le atravesó el corazón. Hoy te invitamos a hacer lo mismo: contempla durante un rato las llagas de Jesús, no como un reproche a tus pecados, sino para que veas que Dios abre su carne para que te puedas refugiar en Él. Seguro que te va a ayudar la extraordinaria belleza del comentario de San Bernardo:

«¿Dónde podrá hallar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo sino en las llagas del Salvador? En ellas habito con seguridad, sabiendo que él puede salvarme. Grita el mundo, me oprime el cuerpo, el diablo me pone asechanzas, pero yo no caigo, porque estoy cimentado sobre piedra firme. Si cometo un gran pecado, me remorderá mi conciencia, pero no perderé la paz, porque me acordaré de las llagas del Señor. El, en efecto, fue herido por nuestras rebeldías. ¿Qué hay tan mortífero que no haya sido destruido por la muerte de Cristo? Por esto, si me acuerdo que tengo a mano un remedio tan poderoso y eficaz, ya no me atemoriza ninguna dolencia, por maligna que sea.Por esto no tenía razón aquel que dijo: Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Es que él no podía atribuirse ni llamar suyos los méritos de Cristo, porque no era miembro del cuerpo cuya cabeza es el Señor.Pero yo tomo de las entrañas del Señor lo que me falta, pues sus entrañas rebosan misericordia. Agujerearon sus manos y pies y atravesaron su costado con una lanza; y a través de estas hendiduras puedo libar miel silvestre y aceite de rocas de pedernal, es decir, puedo gustar y ver cuán bueno es el Señor.Sus designios eran designios de paz, y yo lo ignoraba. Porque, ¿quién ha conocido jamás la mente del Señor?, ¿quién ha sido su consejero? Pero el clavo penetrante se ha convertido para mí en una llave que me ha abierto el conocimiento de la voluntad del Señor. ¿Por qué no he de mirar a través de esta hendidura? Tanto el clavo como la llaga proclaman que en verdad Dios está en Cristo reconciliando al mundo consigo. Un hierro atravesó su alma, hasta cerca del corazón, de modo que ya no es incapaz de compadecerse de mis debilidades.Las heridas que su cuerpo recibió nos dejan ver los secretos de su corazón; nos dejan ver el gran misterio de piedad, nos dejan ver la entrañable misericordia de nuestro Dios, por la que nos ha visitado el sol que nace de lo alto. ¿Qué dificultad hay en admitir que tus llagas nos dejan ver tus entrañas? No podría hallarse otro medio más claro que estas tus llagas para comprender que tú, Señor, eres bueno y clemente, y rico en misericordia. Nadie tiene una misericordia más grande que el que da su vida por los sentenciados a muerte y a la condenación. Luego mi único mérito es la misericordia del Señor. No seré pobre en méritos, mientras él no lo sea en misericordia. Y porque la misericordia del Señor es mucha, muchos son también mis méritos. Y aunque tengo conciencia de mis muchos pecados, donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. Y, si la misericordia del Señor dura siempre, yo también cantaré eternamente las misericordias del Señor. ¿Cantaré acaso mi propia justicia? Señor, narraré tu justicia, tuya entera. Sin embargo, ella es también mía, pues tú has sido constituido mi justicia de parte de Dios».

Desde Alfa y Omega te proponemos cada día de esta Cuaresma una idea, una actividad, una reflexión, un propósito que te ayuden a vivir en profundizar este Camino hacia la Pascua. ¿Te animas?