Un original regalo para el Papa: dos asnos y leche de burra para niños enfermos - Alfa y Omega

Un original regalo para el Papa: dos asnos y leche de burra para niños enfermos

Una empresa de Italia le ha regalado al Papa Francisco dos asnos y un cargamento de leche de burra para los niños del hospital Niño Jesús, de Roma

Redacción

Los regalos que reciben los Papas dan mucho juego, porque entre ellos hay obsequios realmente singulares. Un buen ejemplo ha sido el regalo que ha recibido esta misma semana: dos burros y un gran cargamento de leche de burra para los niños del Hospital Bambino Gesù (Niño Jesús) de Roma. Dos burros que se llaman, por cierto, Thea y Noé, y que adornan el panorama navideño en el Vaticano, convirtiéndolo casi en un pequeño portal de Belén.

Un regalo… para ser regalado

¿Y a quién se le ha ocurrido semejante regalo? A Pierluigi Christophe Orunesu, fundador de la empresa Eurolactis, de la región italiana de Lombardia, ha hecho el insólito regalo al Papa Francisco, que eligió precisamente el nombre del santo de Asís, que es el protector de los animales.

El cargamento de leche va a ser entregado al Hospital Bambino Gesù de Roma, que es de la Santa Sede, está especializado en la atención a la infancia y es conocido en todo el mundo por sus servicios pediátricos. Así, el Papa regala su regalo para que los niños enfermos puedan beneficiarse de él.

¿Por qué leche de burra?

Al parecer, la leche de burra tiene propiedades nutritivas muy similares a la leche materna por sus vitaminas y ácidos grasos, y además es apta para los niños que sufren problemas alérgicos y de intolerancia a la leche de vaca. De hecho, la empresa Eurolactis ha comunicado que participa en un programa de investigación financiado por la Comunidad Europea para mejorar la alimentación de los niños que nacen prematuros, porque según la Organización Mundial de la Salud, cada año nacen en el mundo 15 millones de niños prematuros (es decir, uno de cada diez), de los cuales más de un millón mueren.

La leche de burra es un producto usado desde tiempos remotos, y ya el historiador Herodoto, en el siglo V a. C., la describía como una «bebida energética». Además, en muchos lugares de Europa, después de la Segunda Guerra Mundial se usaba la leche de asna para alimentar a los niños ante la escasez de alimentos. Ahora, cientos de niños enfermos del Hospital Bambino Gesù de Roma se beneficiarán de sus muchas propiedades, gracias a un regalo al Papa Francisco.

Aleteia / Redacción