Dios no vive en la superficie - Alfa y Omega

Dios no vive en la superficie

José Francisco Serrano Oceja

«No me espantan los agujeros en el techo de la Iglesia después de estas o aquellas tormentas. Recuerdo que, precisamente por esos grandes huecos, divisé por primera vez el rostro de Dios»: no es ésta una frase sacada de contexto de un libro tan sugerente como provocador, con tanta capacidad de atracción para el lector que éste no se cansará de pedir más, de rogar al autor que siga profundizando en sus argumentos, que nos relate más datos de su vida. Un diálogo que no deja satisfecho al lector, dado que insatisfecha por naturaleza es la razón y la pasión de amor con la que este texto está escrito, durante los meses de verano de 2007, en un monasterio contemplativo de Renania.

Pese a que no es obligatorio compartir la opinión del autor sobre algunos teólogos y pensadores, que con inteligencia y profusión se citan en el libro, Tomás Halík, Premio Templenton 2014, nos ofrece un ensayo sobre espiritualidad, que también lo es de pensamiento. Un libro que habla sobre Dios y sobre los buscadores de Dios, sobre los ateos y sobre los agnósticos, sobre los que están en la fronteras y en las periferias, y sobre los que están en el centro y, sobre todo, sobre esas tres formas de paciencia, profundamente conectadas, frente a la ausencia de Dios en nuestro mundo, que se llaman fe, esperanza y caridad.

Dios está en la paciencia de la fe y de la esperanza de aquellos que no se han dejado dominar por el mal. ¿Acaso no es ésta también una forma del amor auténtico?

Aunque el protagonista del libro sea Nicodemo, santa Teresa de Lisieux nos acompaña en estas páginas que son glosa del don de la paciencia de Dios. Unas páginas ajenas a los fáciles esquematismos en el análisis del alma del hombre contemporáneo, de las patologías de la fe y de ciertas actitudes que están presentes también en el cuerpo eclesial. Si algo se aprende con este libro es que Dios no vive en la superficie y que la vida en Dios, en el Misterio, es un camino que necesita de tiempo como Kairós y de compañía.

Tomás Halík es un descubrimiento para mentes inquietas y corazones insatisfechos o cansados en el bregar monocarril de la Historia. Su escritura se parece mucho a la de Fabrice Hadjadj, y no sólo en su retadora insistencia en colocar en su sitio a Nietzsche coaligado con Kieerkegard. Nuestro autor, que se ordenó sacerdote en la clandestinidad de la Checoslovaquia más soviética, se ha fraguado en la lucha por la libertad interior del hombre espiritual y por la libertad exterior de la Iglesia. Su reflexión teológica sobre la atmósfera espiritual de nuestro tiempo nos introduce en el horno de fundición de la fe, para llevar a cabo la tarea de saquear a los egipcios, en palabras de Hans Urs von Balthasar, es decir, para hacer nuestro lo que de honesto y sincero está en el otro. Nos ayuda a entender lo que le dijo el ángel al profeta Elías en el monte Horeb: ¡Levántate, tienes un largo camino ante ti!

Paciencia con Dios. Cerca de los lejanos
Autor:

Tomás Halík

Editorial:

Herder