Vallejo Balda escondía un teléfono en la Biblia con el que se comunicaba con el exterior - Alfa y Omega

Vallejo Balda escondía un teléfono en la Biblia con el que se comunicaba con el exterior

El sacerdote ha violado las condiciones del arresto domiciliario, según las cuales tenía prohibida toda comunicación con el exterior, por lo que fue trasladado de nuevo a prisión

Europa Press

El sacerdote español Lucio Vallejo Balda, imputado por el tribunal del Vaticano por la filtración y divulgación de documentos de la Sede Apostólica y considerados secretos, escondía un teléfono móvil en la Biblia con el que se comunicaba con el exterior. Este hecho ha provocado que fuera trasladado de nuevo a prisión tras haber violado las condiciones del arresto domiciliario, según informa el periódico italiano Corriere della Sera.

Este lunes 14 de marzo comienzan los interrogatorios del juicio que procesó a Vallejo Balda junto a otras cuatro personas los periodistas italianos Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, la exrelaciones públicas Francesca Chaouqui y el antiguo miembro de la Comisión Investigadora de los Organismos Económicos y Administrativos de la Santa Sede (Cosea) Nicola Maio. Precisamente, el primero en prestar declaración jurada ante los jueces será el sacerdote español.

Según explicó el portavoz oficial del Vaticano, Federico Lombardi, Vallejo Balda regresó a la celda de la Gendarmería en el Vaticano la semana pasada por mantener contactos con el exterior, un acto deliberadamente prohibido en los regímenes de arresto domiciliario.

«Se estaba comunicando con personas. El arresto domiciliario estaba condicionado al límite sobre la comunicación. (…) Es por lo que fue nuevamente arrestado, para que no continuara manteniendo comunicación con el exterior», explicó Lombardi.

Vallejo Balda, a quien el Papa Francisco otorgó en 2013 la responsabilidad de estar al frente de la COSEA, organismo ya desmantelado, que debía limpiar las finanzas de la Santa Sede y de donde salieron los informes secretos que fueron publicados en los libros Via Crucis y Avaricia, fue encarcelado de manera preventiva por las autoridades del Vaticano el 1 de diciembre.

Tras más de 20 días en prisión, el Vaticano revocó la disposición de encarcelamiento concediéndole el arresto domiciliario. Sin embargo, debido al incumplimiento de las reglas propias de esta medida -que impide a los detenidos mantener algún tipo de contacto con el exterior, sin un permiso expreso de un juez- se revocó esta decisión.