«Si quieren controlar el flujo de refugiados, dejen de enviar armas y de comprar petróleo» - Alfa y Omega

«Si quieren controlar el flujo de refugiados, dejen de enviar armas y de comprar petróleo»

Cristina Sánchez Aguilar
El padre Luis Montes. Foto: Instituto del Verbo Encarnado

«La situación en Irak es desgastante. Desde hace doce años hay alrededor de 20 atentados al día. Una persona va al mercado y no sabe si va a volver a casa». Lo asegura el padre Luis Montes, sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado, de paso por España de la mano de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Su agenda en Madrid se vio bruscamente interrumpida por el fallecimiento de su madre a los 83 años. María Matka Boska Montes pertenecía a su misma congregación, en la que ingresó cuando enviudó, a los 77 años. De sus siete hijos (seis aún viven), tres son sacerdotes, dos de ellos misioneros en Irak.

Luis Montes reconoce a Alfa y Omega que «las fuerzas humanas de los iraquíes están fallando». «La gran mayoría se quiere marchar». Del millón y medio de cristianos que había en 2003, ahora no hay más de 300.000 en todo el país. Pero en ese anhelo de marchar, admite el misionero, «hay ingenuidad. Piensan que fuera va a estar todo mejor, pero ya nos han llegado casos de familias que quieren volver». Muchos están asentados en países europeos y «no se adaptan». Otros «malviven en campamentos de refugiados donde mandan los extremistas musulmanes. Hasta persiguen a las mujeres que no llevan velo». «Nos lo contaba hace poco una familia desde Alemania. Esto está ocurriendo en el corazón de Europa».

Para el sacerdote, la solución sería «que Europa presionara a los países del Golfo para que los refugiados musulmanes vayan allí. Arabia Saudita paga mezquitas en todo el mundo, pero tiene las fronteras cerradas a los refugiados». Otra forma de poner fin a la situación es «que Occidente deje de enviar armas a los rebeldes moderados en Siria. No hay moderación, todos son terroristas. Si quieren cortar el flujo de refugiados, dejen de mandar armamento y comprar petróleo».

Hace dos meses que Montes dejó su pequeña parroquia en Bagdad para atender el seminario de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí. «Hay 17 seminaristas. Las vocaciones son fundamentales, porque aquí hay hacinados miles de refugiados que llevan años, y no tienen ninguna esperanza».