«No hay vuelta atrás con las reformas» - Alfa y Omega

«No hay vuelta atrás con las reformas»

«El Vaticano no está en quiebra». De hecho, «la situación es mucho más saneada de lo que parecía: cientos de millones de euros», que «no aparecían en los balances», estaban en diversas cuentas individuales de los distintos departamentos vaticanos, escribe el Prefecto de la Secretaría de Economía en el Catholic Herald británico

Ricardo Benjumea
El cardenal George Pell, con el Papa Francisco

La descripción del cardenal Pell acerca de la situación financiera que se encontró el Papa Francisco es demoledora. Durante décadas, la gestión económica en la Santa Sede ha sido caótica. «Igual que los reyes dejaban a sus gobernantes regionales, príncipes o gobernadores prácticamente las manos libres» para actuar en estos temas, «siempre y cuando los libros estuvieran cuadrados» al final, así actuaban «los Papas con los cardenales curiales (como siguen haciendo todavía con los obispos diocesanos)».

«Todavía queda mucho por hacer», pero las reformas estructurales se están aplicando, y «ya se ha pasado el punto antes del cual todavía hubiera podido ser posible volver a los viejos malos tiempos», escribe el cardenal australiano en un artículo, publicado el 4 de diciembre, en el Catholic Herald británico. George Pell, del grupo de nueve cardenales que asesoran al Papa en la reforma de la Curia, arzobispo de Sidney hasta que Francisco le nombró Prefecto de la nueva Secretaría de Economía, describe minuciosamente el proceso de reformas emprendido sobre la base de las conclusiones del grupo conocido como Organización de la Estructura económico administrativa de la Santa Sede (Cosea). «Por varias generaciones, la Iglesia estará en deuda con ellos».

Las reformas se resumen en tres principios: la adopción de los estándares financieros internacionales, transparencia y «separación de poderes». Cada organismo vaticano rendirá cuentas de su gestión, y sus presupuestos tendrán que ser aprobados.

«Vamos en la buena dirección», asegura el Prefecto. «Los donantes esperan que sus donativos sean manejados con eficiencia y honradez, de modo que se logren los mejores retornos para financiar las obras de la Iglesia, especialmente aquellas destinadas a anunciar el Evangelio y a ayudar a los pobres». Porque «una Iglesia para los pobres -remarca- no debe ser una Iglesia pobremente gestionada».

Más mentalidad anglosajona

Para el cardenal Pell, estas reformas implican la introducción en la Iglesia de una mentalidad anglosajona en la gestión, frente a ciertos vicios sureños. «Recientemente -cuenta, con un ejemplo muy gráfico-, un joven español me preguntó por la naturaleza de mi trabajo en el Vaticano como Prefecto de la Secretaría de Economía». La razón es que, «como miembro del Opus Dei y estudiante de primer año, quería ser capaz de responder a las preguntas de sus compañeros de universidad y defender a la Iglesia». Por el contrario, un miembro del Parlamento británico «me lo puso de manera bastante distinta: ¿cómo habían permitido las autoridades mantener esta situación de vulneración de los estándares contables internacionales durante tanto tiempo?».

Las reformas se limitan a la Santa Sede y el Vaticano, «pero algunos cardenales y obispos se han preguntado si los nuevos procedimientos financieros podrían enviarse a las Conferencias Episcopales para su consideración y utilización».

El Papa Francisco no está ni mucho menos solo en esto. Los escándalos que salpicaron el final del pontificado del Papa Ratzinger fueron «seriamente perjudiciales para la reputación de la Santa Sede y una pesada cruz para el Papa Benedicto». Después, «en las reuniones previas a la elección de Jorge Bergoglio, había un consenso prácticamente unánime entre los cardenales con respecto a que los mundos curial y banquero en el Vaticano debían reformarse y normalizarse».

Investigación en el Vaticano

Horas después de la publicación del artículo del cardenal George Pell, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, aclaró que, al hablar de deficiencias en la gestión, el Prefecto no se refiere a «fondos ilegales, ilícitos o mal administrados», sino a «fondos que no resultaban en los balances oficiales de la Santa Sede, o del Estado de la Ciudad del Vaticano, y de los cuales la Secretaría de Economía ha conocido la existencia durante el actual proceso de estudio y revisión de las administraciones vaticanas, con el fin de tener un cuadro más completo y adecuado de cara a la racionalización de su gestión».

Por otro lado, el portavoz vaticano ha confirmado que el fiscal principal de la Santa Sede ha abierto una investigación a Angelo Caloia, expresidente del IOR (el llamado Banco vaticano), y a otros dos antiguos responsables de la institución por presunta malversación en la venta de 29 edificios entre 2001 y 2008.