Paul Batthi: «El atentado fue una reacción desesperada de los radicales» - Alfa y Omega

Paul Batthi: «El atentado fue una reacción desesperada de los radicales»

El hermano del asesinado Shahbaz Bhatti asegura que el Gobierno de Pakistán estrecha el cerco a los yihadistas, que por eso atentaron contra los cristianos en Pascua. La liberación de Asia Bibi —cree— llegará pronto

Ángeles Conde Mir
Foto: AFP Photo/Arif Ali

Aún con la conmoción a flor de piel tras el atentado de Pascua en Lahore, Paul Batthi recaló en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma para hablar de libertad religiosa y de persecución contra los cristianos. Es el hermano de Shahbaz Batthi, el ministro de Minorías de Pakistán asesinado en 2011 por ser cristiano y por su defensa de los derechos de las minorías en un país en el que quienes profesan la fe en Jesucristo representan apenas un 2 % entre 180 millones de habitantes.

Paul Batthi, cirujano de profesión y vocación y sustituto hasta 2013 de su hermano al frente de ese Ministerio por responsabilidad y devoción, sostiene que el ataque fue una respuesta de los radicales a pequeños pero sustanciales cambios introducidos por el Gobierno, que no consisten tanto en un refuerzo en la protección a las minorías, como en un control exhaustivo de la violenta actividad de los grupos fanáticos. Parece que estas tímidas medidas han agitado el avispero.

¿El atentado fue en represalia contra la nueva política del Gobierno?
Sí, fue contra los cristianos y también contra el Gobierno. Personalmente, esperaba el atentado desde hacía más de un mes; desde que fue ejecutado Mumtaz Qadri, el asesino de Salman Taseer, amigo de mi hermano, gobernador del Punjab y defensor de [la cristiana condenada a muerte por blasfemia] Asia Bibi. Aquello encendió a los radicales, que no son más que violentos que usan la religión para imponer su mentalidad terrorista. Porque ninguna religión cree en matar en nombre de Dios. Se manifestaron en todas las ciudades, incluso llegaron al Parlamento en Islamabad pidiendo que este asesino fuera declarado mártir por el Estado. También clamaron por la ejecución inmediata de Asia Bibi. Por eso, sabíamos que en Lahore había un alto riesgo de ataques, que quizá no se previno de forma suficiente. Pero eso también pasó en Europa.

¿Cuáles son esos cambios que perciben de parte de las autoridades?
Mi familia y yo estamos en contra de la pena de muerte, pero el hecho de que fuera juzgado y se ejecutara la sentencia contra este asesino es un síntoma. Es una buena noticia que las autoridades y la gran mayoría de los musulmanes hayan reaccionado. Significa que hay justicia. Estoy convencido de que el Gobierno pakistaní y muchos musulmanes quieren la paz y la convivencia entre los distintos credos. He visto avances que han debilitado a estos extremistas: han cerrado muchas escuelas religiosas radicales, están cortando su financiación, han destruido fábricas donde producían explosivos y han secuestrado depósitos de armamento. Las autoridades han concluido, y yo también lo pienso, que el atentado de Lahore ha sido una reacción a la desesperada.

Foto: Isabel Permuy

¿Cómo lo ha vivido?
Lo hemos sufrido con mucho dolor. Quedé conmocionado pero también gratamente impresionado, porque ese mismo día muchos musulmanes —periodistas incluidos— declararon que no se puede seguir tolerando un Pakistán con ciudadanos de segunda. Todas estas personas han hecho un llamamiento al Gobierno para que sean eliminadas las leyes discriminatorias. Eso nos da esperanza.

Pero hasta que eso suceda, ¿podemos asegurar que los cristianos son ciudadanos de segunda?
Sí. Los cristianos siguen siendo ciudadanos de segunda, pero muchos musulmanes quieren que sean ciudadanos de pleno derecho. Entre los grandes partidos, el del hijo de Benazir Bhutto declaró que uno de sus objetivos es que se erradique la discriminación entre cristianos y musulmanes. Eso me hace pensar que quizá entre los próximos líderes políticos puede haber algún día un cristiano. Aunque es cierto que el peligro para las minorías sigue muy presente, con este terrorismo radical también existe peligro para el resto de ciudadanos de Pakistán. Si hubiera paz también se beneficiarían los cristianos. Está claro que pertenecen a la clase más débil y pobre y eso les convierte en víctimas fáciles. A lo que hay que añadir el uso de la religión como un instrumento para discriminar, para odiar y para dividir haciendo que las minorías sean el blanco principal de esta violencia.

Pobre y cristiana es Asia Bibi, ¿cómo sigue su caso?
Mi sensación es que su liberación está muy cerca. Vemos todos estos signos y creo que será inminente. Ella está bien, tanto como lo puede estar una mujer en la cárcel, sin sus hijos y en una situación de peligro, claro.

En los últimos meses hemos visto a muchos pakistaníes arribar a las costas europeas, ¿qué opinión le merece esta crisis de refugiados?
No se deben cerrar las puertas. La inmigración debe ser una oportunidad tanto para quien llega como para quien acoge. Debe haber un intercambio recíproco en el que los estados aseguren la integración y los inmigrantes acepten las reglas de los Estados de acogida. De Pakistán huyen muchas personas que buscan un futuro mejor y escapan de la violencia.

También muchos cristianos tienen que huir solo por su fe…
Ahora estoy tratando de llamar la atención sobre la situación de miles de cristianos pakistaníes que han emigrado a Tailandia. Son los más pobres de entre los pobres y no están reconocidos ni como inmigrantes ni como refugiados. A muchos se les ha encarcelado. Tampoco tienen recursos para volver a Pakistán ni para ir a otro país porque son ilegales. Hago un llamamiento a la comunidad cristiana internacional para que ayude a estos cristianos, que son unos 5.000.