«Las interpretaciones de Amoris laetitia fuera del dogma son falsas» - Alfa y Omega

«Las interpretaciones de Amoris laetitia fuera del dogma son falsas»

El cardenal alemán presenta en España el libro entrevista Informe sobre la esperanza, y afirma que «el Papa no ha querido hacer una interpretación contraria al magisterio» anterior

José Antonio Méndez

Sobre la posibilidad de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, o de que se pueda vivir en gracia de Dios manteniendo una situación objetiva de pecado, «tenemos que decir que todas las interpretaciones de Amoris laetitia que van más allá del dogma de la Iglesia son falsas. El propio Papa ha dicho que no quiere hacer una interpretación contraria al magisterio, porque todos los elementos del matrimonio son dogma desde el Concilio de Trento». Son palabras del cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto de la Congregación Pontificia para la Doctrina de la Fe, ante la pregunta de si la exhortación Amoris laetitia ha abierto la puerta a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar por lo civil. Una posibilidad que en las últimas semanas vienen apuntando distintas voces, entre ellas las de algunos cardenales.

Arropado por obispos españoles

Durante la presentación del libro-entrevista Informe sobre la esperanza, que recoge las conversaciones del alemán con el sacerdote español Carlos Granados, director de la BAC y editor de la obra, el cardenal Müller ha visitado esta semana Madrid, Valencia y Oviedo. En sus intervenciones ha estado arropado por numerosos obispos y cardenales españoles.

Antes de la presentación en la capital, este martes en la Universidad Francisco de Vitoria, el cardenal Müller contestó en rueda de prensa a las preguntas de los medios, y matizando que las llamadas «situaciones irregulares» a las que se refiere el texto del Papa no se limitan solo a los divorciados en segunda unión, el prefecto de Doctrina de la Fe afirmó que la Iglesia tiene que tener en cuenta «la debilidad de estas personas» para «integrarlas con la acción pastoral». Sin embargo, «la Iglesia no puede justificar su situación» pues se trata de «una contradicción objetiva con la voluntad de Dios, no contra unas normas de la Iglesia».

«El derecho divino no se cambia»

Según afirmó el cardenal Müller, «el Papa pide, siguiendo el movimiento de los dos Sínodos sobre la familia, integrar a estas personas, porque no están fuera de la Iglesia, pero explicando que viven de modo contrario a la voluntad de Dios». Porque «el derecho humano y eclesiástico se puede cambiar, pero el derecho divino dado por Jesucristo, la Iglesia no puede cambiarlo», añadió.

No puede haber pecado y gracia

En su exhortación, el Papa asegura que no todos los que se encuentran en un relación irregular «viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante». Según el cardenal Müller, «no es posible vivir en pecado y, a la vez, en gracia de Dios». Y aunque puede haber casos en los que «en situación de pecado mortal, la imputabilidad –de ese pecado– pueda ser menor por cuestiones subjetivas, esto solo puede saberlo Dios», y por tanto la Iglesia «solo puede dar los medios de salvación, los sacramentos» porque «tenemos la obligación de facilitar los medios para la conversión» de esas personas.

Ante las interpretaciones que surgen en torno a Amoris laetitia, el cardenal pidió no «malinterpretar las palabras del Papa según los propios intereses». Un día antes de su visita a Madrid, Müller había presentado Informe sobre la esperanza en Valencia, donde ya había alertado de estas «falsas interpretaciones» de las palabras del Papa, en este caso sobre la misericordia de Dios. Porque, aunque no siempre se utilice correctamente, «la misericordia –dijo– va unida inseparablemente a la conversión».

Conjugar la firmeza y la ternura

En su presentación de Informe sobre la esperanza en la madrileña Universidad Francisco de Vitoria, el cardenal Müller, explicó que «si queremos ser fieles a nuestro Señor Jesucristo, los miembros de la Iglesia deberemos saber conjugar la firmeza con aquellos principios que indican al hombre los confines de su dignidad, y la ternura acompañando en el dificil camino de nuestro vivir cotidiano». Ante el pensamiento políticamente correcto que promueve la indiferencia, el emotivismo y la alegría frívola, «con la valentía propia del Espíritu –la parresía–, la Iglesia está llamada a presentar al hombre de hoy todo aquello que considere necesario para que este pueda esperar de verdad y no termine por naufragar en el sinsentido», apuntó el prefecto de Doctrina de la Fe. Con humildad, «la Iglesia –cada uno de sus miembros– tiene la tarea ineludible de ser maestra para el mundo, enseñando las verdades más elementales y profundas sobre el hombre, sobre el mundo y sobre Dios», con un «magisterio fundado en el testimonio luminoso y la cercanía compasiva».