La mano tendida del Papa a la crisis en Venezuela - Alfa y Omega

La mano tendida del Papa a la crisis en Venezuela

El Papa ha considerado que es su «deber» tratar de facilitar un encuentro «entre el Gobierno y la oposición», afirma el secretario de Estado vaticano, el cardenal Parolin, antiguo nuncio en Venezuela

Andrés Beltramo Álvarez
El Papa Francisco recibe en una audiencia privada al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el 17 de junio de 2012. Foto: CNS

Una mesa de negociación es el «único camino posible» para salir de la crisis política y evitar un baño de sangre en Venezuela. Lo tiene claro el Papa Francisco, que ha decidido intervenir personalmente y le ha escrito una carta al presidente Nicolás Maduro. La diplomacia vaticana también se ha puesto manos a la obra, ofreciendo la disponibilidad de su representante en Caracas como mediador. La Iglesia sabe que no sobra el tiempo. La situación es grave y puede precipitar de un momento a otro, por la fragilidad del Gobierno, la oposición mayoritaria en la Asamblea Nacional y un pueblo sometido por demasiado tiempo a un régimen de carestía.

«Ahí la situación es muy difícil, preocupante, se necesita buena voluntad de ambas partes para encontrar caminos de diálogo, creo que es la única solución al problema venezolano», reconoció el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, este martes 3 de mayo. Su voz es doblemente autorizada, no solo por ser el jefe de la política exterior vaticana, sino también porque conoce a fondo el país sudamericano, donde fue nuncio durante cuatro años.

El purpurado insistió: «Hay muchas solicitudes de que se pueda facilitar este encuentro entre el Gobierno y la oposición. El Papa consideró como su deber ayudar en este sentido. Es este fundamentalmente el contenido de la carta, la llamada a sentarse juntos para dar una respuesta a los problemas reales y graves que afligen al país. Establecer una mesa de negociación, creo que esta es la única manera posible para encontrar una respuesta conjunta, hablarse con disponibilidad».

Con esas palabras se refirió el principal colaborador del Papa a la más reciente intervención directa de Francisco. El pasado fin de semana el portavoz papal, Federico Lombardi, confirmó el envío de una «carta personal» del líder católico al presidente Maduro, un texto «con referencia a la situación del país».

El sacerdote jesuita no abundó en el contenido, que no es público salvo la referencia al diálogo mencionada por Parolin. Pero constató que el Papa sigue «con mucha atención» y «participación» las circunstancias de Venezuela. Y recordó que Bergoglio ya se había pronunciado sobre el tema en su discurso con motivo de la bendición urbi et orbi del Domingo de Pascua, el 27 de marzo pasado.

«Colaboración con todos»

En esa ocasión, Francisco deseó que «el mensaje pascual (del resucitado)» se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano «en las difíciles condiciones en las que se encuentra viviendo» y sobre cuantos tienen en mano los destinos del país, para que «se pueda trabajar en vista del bien común, buscando espacios de diálogo y colaboración con todos». «En todos lados se trabaje para favorecer la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, que únicamente pueden garantizar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos», añadió.

Esas declaraciones retumbaron en el máximo órgano legislativo del país, la Asamblea Nacional, y sirvieron de catalizador para un acuerdo entre los principales componentes del Parlamento, Gran Polo Patriótico (GPP) y Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que suscribieron una moción con la cual aceptaron la llamada del Papa.

Aunque el acuerdo fue aprobado también por el oficialismo, puso aún más en dificultades a Maduro, quien ha tenido que adoptar una serie de medidas urgentes encaminadas a paliar el impacto de una severa crisis económica, el desabastecimiento de productos de la cesta básica y el avance de la oposición, después del triunfo en las elecciones de diciembre pasado. Entre otras cosas, el mandatario ha decretado como días no laborales todos los viernes de abril y mayo para generar un ahorro energético y prevenir el «racionamiento doloroso». Además ha determinado un aumento del 30 % al salario mínimo «para defender al pueblo venezolano de la guerra no convencional que ejecuta la derecha para desestabilizar la economía».

Mientras tanto los opositores siguen determinados a forzar su destitución legal. Para lograrlo esta semana entregaron al Consejo Nacional Electoral 1.850.000 firmas en apoyo a un referéndum revocatorio. Esto después de que el pasado 27 de abril los obispos venezolanos emitieran un comunicado en el cual solicitaron formalmente que se permita llevar al país «alimentos medicinas y otros insumos necesarios, provenientes de ayudas nacionales e internacionales».

«Nunca debemos ser ciudadanos pasivos y conformistas, sino sujetos conscientes de nuestra propia y calamitosa realidad», agregaron los pastores en su texto.

El nuncio, listo para mediar

Aunque en el pasado, el propio secretario de Estado Parolin se mostró abierto a viajar a Sudamérica para mediar, esta vez él mismo descartó esa eventualidad. Aun así, la Santa Sede está dispuesta a jugar un rol activo, más allá de los llamamientos a la reconciliación. El nuncio en Caracas, monseñor Aldo Giordano, se reunió hace unos días con el vicepresidente Aristóbulo Istúriz (en la foto) para hacerle saber que está «listo para colaborar con la paz» y «contribuir al bien del pueblo de Venezuela».