Formación sobre islam en la Iglesia católica - Alfa y Omega

Durante mucho tiempo, la Iglesia en España reservó la formación sobre cuestiones relacionadas con el islam a unos pocos especialistas y misioneros enviados a países con población mayoritariamente musulmana, sobre todo en el norte de África. Entonces se entendía el islam como un fenómeno extraño, propio de gentes de otras tierras. El crecimiento de la población inmigrada musulmana en España ha aumentado la conciencia de que el islam es un fenómeno cercano, observable en el día a día de las entidades católicas que atienden a inmigrantes. Un fenómeno cercano, y sin embargo todavía extraño, extranjero.

La Iglesia española ha desarrollado mucho su pastoral de acogida e integración de migrantes, y una cierta sensibilidad hacia la identidad y las prácticas religiosas de los mismos. Sensibilidad que no ha venido acompañada de una formación seria sobre el islam como cosmovisión religiosa que porta una tradición espiritual y que configura la vida práctica a partir de normas morales y jurídicas. ¿Descuido de algo que se consideraba sin importancia o falto de referentes próximos? ¿Reticencia hacia un asunto percibido como delicado, espinoso? Probablemente haya un poco de todo.

A lo largo de los años, la mayoría de personas musulmanas con las que tienen contacto los laicos, consagrados y sacerdotes comprometidos en la acogida e integración de inmigrantes, han tenido una formación religiosa muy somera, tradicional, apta para regular las expresiones de piedad, las relaciones familiares y poco más. Se han ido formando comunidades islámicas, centros culturales, asociaciones de mujeres, federaciones… Pero todavía no ha cuajado una tradición de pensamiento y reflexión islámica en España: es algo muy incipiente.

Muchas comunidades contratan los servicios religiosos de imames formados en países extranjeros. Y la formación que se encuentra en internet pertenece más al islam como fenómeno global –globalizado– que contextualizado en España. Faltan referentes próximos para conocer el islam en el contexto español. Esto puede haber llevado a pensar que no era tan importante el estudio de algo tan poco arraigado. Sin embargo, merece la pena observar y acompañar el proceso en el que vaya articulándose la reflexión islámica en España, porque el diálogo interreligioso será enriquecedor para todos.

Curiosidad y reticencias sobre el diálogo interreligioso

El diálogo interreligioso es un asunto que suscita tanta curiosidad como reticencias. Para unos, por la dificultad de encajar bien el anuncio del Evangelio, el testimonio personal de fe cristiana católica, el diálogo interreligioso propiamente dicho y el diálogo con el mundo secular. Para otros, por la impresión de que las corrientes laicistas que más atacan la presencia pública de la Iglesia católica se valen del islam como instrumento al servicio de su causa. No podemos desdeñar estas dificultades, pero tampoco podemos quedar prisioneros.

Merece la pena dar formación sobre cuestiones islámicas a los sacerdotes, seminaristas, consagrados, miembros de comunidades, laicos… Y eso significa cuidar la programación de cursos en las facultades de Teología, centros de estudios teológicos, centros de reflexión y formación permanente. Pero, formación… ¿en qué y para qué?

Se trata de conocer los conceptos básicos del islam como religión, del Corán como la escritura que confiesan revelada, de la sunna como la segunda fuente normativa. Conocerlos para saber qué creen, qué puntos de conexión y qué divergencias tienen con conceptos análogos en la tradición cristiana, a qué malentendidos se prestan palabras idénticas que no significan lo mismo en una y otra tradición. Son las herramientas básicas para el diálogo: situar al interlocutor, reconocer de qué trata, evitar confusiones. Un diálogo que, en el plano dogmático, no puede pretender avances como acercamiento entre las doctrinas hacia una síntesis o término medio. Pero que tiene su hondura. Se trata de reconocer que participamos de una misma tradición de lenguaje profético y sapiencial. Y que ese tronco de lenguaje común nos ayuda a comunicar la dimensión religiosa de la vida cotidiana, la sabiduría, los frutos de la vida espiritual… siempre que manejemos ese lenguaje común en su marco dogmático propio, evitando la confusión.

Hoy, el islam es una cosmovisión que acentúa su pretensión de universalidad en un mundo globalizado. El debate de ideas en todo el mundo islámico es fortísimo, convulso, sangriento. Hay muchos factores económicos y geopolíticos, pero también ideológicos. Es necesario conocer las principales corrientes ideológicas, los argumentos que defienden y aquellos con los que atacan a las corrientes adversas.

En la vida práctica de nuestra sociedad no podemos dejar de dialogar con musulmanes: en los barrios que compartimos, en la acción social y caritativa que católicos y musulmanes tratamos de llevar adelante, en la visión sobre la sociedad, en la militancia política, en la defensa del derecho fundamental a la libertad religiosa, también en su dimensión pública, en la puesta en común de nuestras respectivas respuestas en conciencia a lo que sentimos moción del Espíritu. Todo esto exige formación.

Josep Buades Fuster, SJ
Director de CeiMigra y profesor del curso Entender y comprender el Islam, que se imparte hasta el 21 de mayo en la Casa San Ignacio de Madrid