Machismo y clericalismo en la Iglesia - Alfa y Omega

Machismo y clericalismo en la Iglesia

Más allá de la admisión al diaconado, el problema de fondo es la insuficiente presencia de mujeres en los procesos de toma de decisión en la Iglesia

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Foto: AFP Photo/Anne-Christine Poujoulat

El Papa vuelve a sorprender a propios y extraños por su modo de abordar de frente y sin miedo las controversias. En respuesta a una de las preguntas que le plantearon las superioras generales religiosas, Francisco accedió el pasado jueves a crear una comisión que aportará los elementos necesarios para un adecuado discernimiento sobre la admisión de la mujer al diaconado, analizando en particular la experiencia entre los primeros cristianos. Esa naturalidad en la respuesta del Pontífice genera, ya de entrada, las condiciones adecuadas para una síntesis fecunda entre una sana veneración de la tradición y la apertura a nuevos caminos que pueda ir señalando –o no– el Espíritu Santo.

Con esa misma naturalidad el Papa aludió al verdadero problema de fondo: la insuficiente presencia de mujeres en general –y de religiosas en particular– en los procesos de toma de decisión en la Iglesia. Si el diaconado femenino suscita interés es porque existe machismo en la Iglesia. Es, a grandes trazos, el mismo machismo extendido en la sociedad, pero se le superpone otro de los males que insistentemente señala Francisco: el clericalismo. La diversidad de funciones atribuidas en la Iglesia a hombres y mujeres, por un lado, y a laicos y consagrados en otro nivel, tiene sólidos fundamentos, pero eso no excluye que haya que depurar algunos elementos. ¿Cómo es posible, por ejemplo –fue otra de las preguntas que se le hicieron al Papa– que, en las asambleas generales de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, no estén presentes las religiosas?

Situar a mujeres –y a laicos– al frente de algunos dicasterios romanos es fácil, pero el objetivo del Papa es más ambicioso: erradicar la consideración del sacerdocio y el episcopado como una dignidad, más que un servicio a la comunidad. La solución, apunta Francisco, no es clericalizar a laicos y mujeres, sino impulsar la sinodalidad a todos los niveles para fomentar la máxima participación posible, comenzando por aplicar la previsión que establece el Código de Derecho Canónico de consejos pastorales y de asuntos económicos en cada parroquia.