«Trabajar en Manos Unidas hace más fuerte mi fe» - Alfa y Omega

«Trabajar en Manos Unidas hace más fuerte mi fe»

Solo en la diócesis de Madrid, 480 personas trabajan por los objetivos de Manos Unidas, a los que se suman los cerca de 80 que acuden de manera regular a la delegación de la capital para ejercer como voluntarios

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un grupo de voluntarios en la delegación de Manos Unidas en Madrid. Foto: Juan Luis Vázquez

Al cruzar la puerta de la delegación de Manos Unidas en Madrid se percibe mucho movimiento. Varios voluntarios preparan unas bolsas para un concierto benéfico que se va a celebrar en Alcobendas y en el que Manos Unidas se va a hacer presente para informar de todo lo que hace en los países en vías de desarrollo. Por toda la casa hay gente trabajando en alguna campaña, o hablando animadamente sobre alguna iniciativa. Y en varios despachos hay numerosos voluntarios trabajando en sacar adelante una organización que solo gracias a la delegación de Madrid destinó casi seis millones y medio de euros a proyectos de ayuda al desarrollo, según su Memoria económica 2015. Concretamente, la delegación de Madrid llevó a cabo durante el año pasado 27 proyectos en tres continentes: un colegio en Burkina Faso, un proyecto de seguridad alimentaria en Bolivia, otro de de agricultura sostenible en la India…

Mariví en su mesa de trabajo. Foto: Juan Luis Vázquez

Al fondo de la casa, en el espacio que antes ocupaba una cocina, trabajan tres personas. Una de las mesitas sobre las que hacen su labor la ocupa María Victoria Fernández, a quien todos llaman Mariví. A sus 73 años, lleva casi 25 de voluntaria en la organización. Empezó a colaborar al poco de jubilarse, «porque siempre tuve inquietud por hacer un servicio a la Iglesia. Me jubilé y quise hacer algo; en la parroquia ayudaba en la organización del Domund, en la organización de las campañas de Manos Unidas, en asuntos relacionados con las misiones…, hasta que el párroco me sugirió empezar a trabajar como voluntaria en Manos Unidas». Desde el año 2005, Mariví es la secretaria diocesana de Manos Unidas en Madrid. «No es nada romántico, sino más bien burocrático», asegura. «Cito a la gente para las reuniones, preparo las asambleas, tramito todo lo relacionado con la parte de Manos Unidas como asociación pública de fieles, hablo con los misioneros que dan testimonio en nuestras campañas, ayudo a organizar mesas redondas…». Pero detrás de toda esta labor aparentemente menos brillante que no se suele ver pero no por eso es menos necesaria, «hay una cuestión de fe que me ayuda. Trabajar en Manos Unidas ha hecho más fuerte mi fe. Conocer a tantas personas que están dando su vida por los demás me ayuda mucho. Y también conocer de cerca todas las necesidades que hay en el mundo y que antes de venir aquí ni siquiera sabía que existían». Esta doble dimensión de formación y de vivir la fe se mantiene en la delegación de Madrid gracias a la Misa y a la charla de formación que reciben los voluntarios cada quince días.

«Trabajar aquí está muy bien porque hay un ambiente buenísimo, como de una familia. Si alguien está mal cuidamos de él, y nos llamamos si alguien cae enfermo. ¡Y también te lo pasas bien aquí, eh!», añade Mariví, a quien sus amistades le dicen que «siempre estoy liada con cosas de la Iglesia. Pero es que yo entiendo mi trabajo precisamente así: como un servicio a la Iglesia y a los más pobres. Porque aquí también me he dado cuenta de la pobreza de la gente, no solo en un nivel material, sino que hay muchas personas en el mundo que tienen también hambre de Dios y de cultura y educación. Ahora los conozco más y eso hace mi fe más fuerte», repite.

Voluntarios con ganas de ayudar

David López, abogado de profesión, casado y con tres hijos, también hace una labor oculta dentro de Manos Unidas. Llegó a la organización «porque deseaba hacer algo de labor social. Empecé a colaborar con varias ONG pero me di cuenta de que la mayoría de las personas que trabajaban en ellas no eran voluntarios, sino empleados con nómina, y eso no me acababa de convencer. Manos Unidas me gustó enseguida porque tiene muchos voluntarios de verdad, aquí quien trabaja es porque quiere». Gracias a esto, de cada 100 euros que recibe Manos Unidas menos de cuatro van destinados a gastos de administración y promoción. El resto llega íntegro a sus proyectos en todo el mundo.

Javier Acción, durante un cuentacuentos en Madrid Río. Foto: Javier Acción

Como David trabaja en el sector inmobiliario, empezó a tramitar la venta de inmuebles que muchas personas legan a Manos Unidas en sus herencias. Muchas horas de su tarea las realiza desde su propio despacho profesional, pero encuentra una gran gratificación «al ver el resultado de lo que se consigue todos los años en los países en los que trabajamos. Es espectacular. A mí me aporta mucho saber que estoy en un ONG de las más honestas que hay en España, realmente de voluntarios, lo cual es muy bonito. Todos tienen intención de ayudar, no hay pose. La gente que trabaja aquí no espera obtener nada, todo está muy orientado a que llegue lo máximo a donde tiene que llegar».

Sensibilización e información

En la delegación de Madrid «trabajan voluntarios que son informáticos, algo que hoy nos hace mucha falta, o bien los hay que tramitan todo el tema de las herencias porque llevan mucho papeleo. Hay un tesorero… Casi todos somos voluntarios; solo hay tres personas contratadas a tiempo parcial», explica Beatriz Caamaño, responsable de voluntariado. Pero la actividad de la mayor parte de voluntarios de Manos Unidas «tiene que ver con la sensibilización e información de la situación de los países en desarrollo. Nuestro primer objetivo –afirma– es mejorar las condiciones de vida de las personas de estos países de todo el mundo. Y para conseguir eso tenemos que movernos y hablar de ello. Porque lo que conoces te importa, y lo que no conoces no te importa. Si sabes que haciendo un pozo en un pueblo de África unos niños se van a salvar de morir de diarrea, entonces entiendes la diferencia que hay entre hacer algo o no hacer nada, y ya empiezan a importarte estas personas porque conoces su situación».

Los voluntarios de Manos Unidas en Madrid van a colegios, institutos, empresas, convenciones y concentraciones de todo tipo para hablar de su labor y de cómo los proyectos de Manos Unidas mejoran la situación de pobreza de muchas personas por todo el mundo. «Muestran las necesidades que hay y también las necesidades que se van cubriendo con nuestro trabajo y gracias a las ayudas y donativos de muchas personas», dice Beatriz.

Varios voluntarios en la Escuela de Industriales. Foto: Manos Unidas

«Me hace sentirme mejor»

Uno de estos voluntarios es Javier Acción, de 30 años, psicólogo de profesión y en la actualidad profesor de refuerzo, que entró en Manos Unidas en septiembre de 2012, simplemente «porque quería ser voluntario en una ONG; me informé y la que me ofrecía más facilidades era Manos Unidas». Después de una entrevista en la delegación de Madrid «para conocernos y ver en qué área podría colaborar según mis intereses y capacidades», Javier entró en el departamento de Educación. «Lo que mas hago es ir a colegios de educación Infantil y Primaria, y a institutos de Secundaria. Con los pequeños desarrollo cuentacuentos con el objetivo de educar en valores, y a los más mayores les ofrecemos talleres más participativos, para que ellos piensen y reflexionen en grupos. Nuestro objetivo es sensibilizar y educar para el desarrollo, trabajar con los niños y los jóvenes para concienciarles y poder educarles en valores». En general, los chicos «reaccionan muy bien, porque estamos tratando temas humanos básicos. Probablemente muchos no saben nada de la situación de otros niños en países del Tercer Mundo, y se muestran muy contentos con lo que hacemos».

En lo personal, a Javier su trabajo como voluntario le produce «una sensación de satisfacción, te hace sentirte mejor y más realizado, porque te das cuenta de que has hecho algo útil y bueno. Sabes cuándo se siembra, pero no cuándo se recoge, sin embargo, tienes la esperanza de que lo que has transmitido calará en los chicos y formará mejores personas para el futuro».

¡Quiero ser voluntario!

Manos Unidas ofrece a quien lo desee ser voluntario dedicando un tiempo fijo en la delegación de Madrid, o bien ser colaborador en actividades puntuales en las que se necesite un refuerzo de personal. Para más información: 91 522 17 83 / 91 522 26 82 / 91 522 45 73; madrid@manosunidas.org; o en la propia sede de la delegación, en Gran Vía, 46.