El nuevo obispo Jaén pide a los católicos ardor misionero - Alfa y Omega

El nuevo obispo Jaén pide a los católicos ardor misionero

Diócesis de Jaén

El repique de las campanas de la Catedral, anunciando las 11 de la mañana de este sábado, coincidían con la salida de la procesión de cardenales, arzobispos y obispos, que junto al Nuncio Apostólico y el obispo electo y el Administrador Apostólico, cruzaban la plaza de Santa María, desde el Obispado, para dar inicio a la Eucaristía de recepción e inicio del episcopado de monseñor Amadeo Rodríguez Magro como nuevo obispo de Jaén.

En la Puerta del Perdón de la Catedral de la Asunción de Santa María los esperaba el Consejo de Consultores y el Cabildo Catedralicio. A su llegada, monseñor Renzo Fratini, Nuncio de Su Santidad en España, presentó al nuevo obispo a los sacerdotes que allí aguardaban su llegada. El Deán y Vicario General ha dado a besar el Lignum Crucis a Rodríguez Magro, y a continuación, el nuevo obispo ha asperjado con agua bendita a los presentes. Alrededor de 2.000 fieles congregados en el templo de Vandelvira esperaban la llegada del nuevo Pastor de la diócesis del Santo Reino.

Sobre el presbiterio se han dispuesto los 27 cardenales, arzobispos y obispos, así como el Consejo de Consultores y los Vicarios diocesanos, presididos por el Santo Rostro y la Virgen de la Antigua, patrona del Cabildo. Más de 200 sacerdotes diocesanos de Jaén y de la diócesis de Plasencia estaban dispuestos en las naves laterales de la catedral y han participado también en la Eucaristía de toma de posesión.

Rito de la toma de Posesión de la Cátedra

Ya en el altar, el hasta ahora obispo de la diócesis, monseñor Ramón del Hoyo pronunció unas cariñosas palabras de bienvenida a monseñor Rodríguez Magro, y el Nuncio Apostólico, monseñor Renzo Fratini, invitó al obispo electo a sentarse en la cátedra, donde le entregó entonces el báculo, simbolizando así la sucesión apostólica y la continuidad pastoral. En ese momento, el repique de las campanas de la catedral y los aplausos de los fieles y sacerdotes se han convertido en signo de gozo y júbilo por esta sucesión apostólica en la Diócesis de Jaén.

«El perfume del obispo es la unidad»

Ya en su homilía como obispo de Jaén, monseñor Rodríguez Magro tuvo palabras de agradecimiento para todos los congregados: a los cardenales, obispos y arzobispos, a sus hermanos en el sacerdocio, a las autoridades civiles y militares, y a sus hermanas, Estrella y Jacinta, presentes en la celebración.

«El perfume de los obispos» ha sido el hilo conductor de la homilía de don Amadeo, en la que expresó la importancia de la «unidad en la Iglesia»: «El olor de la unidad es siempre necesario para el anuncio de la alegría del Evangelio. (…) Para ser una Iglesia misionera, en salida, hemos de cultivar el buen olor de la unidad entre todos nosotros: sólo acogerán nuestra propuesta misionera, si comprueban que somos un solo corazón y una sola alma, fijado en nuestra vida en Cristo en la Iglesia», afirmó.

Ese perfume «a Cristo, a Iglesia», quiso resaltar el obispo en su homilía, es «el perfume que quisiera percibir y trasmitir siempre: el de la unidad. Ese es el olor de la Iglesia, que ha de ser signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano (Lg 1). La Iglesia tiene el olor de la comunión íntima de Dios, de la comunión trinitaria; de ahí que, para ser fiel a su vocación y misión, ha de transmitir, contagiar y ofrecer el perfume del amor de intimidad de Dios».

Bajo el amparo de «La Morenita»

Por último, monseñor Rodríguez Magro se puso bajo la protección de los santos, beatos y mártires de esta tierra del Santo Rostro, en especial bajo San Pedro Poveda y el «mártir, Beato Manuel Basulto, que sean mis protectores y quiero también que sean mi inspiración espiritual». Y concluyó evocando la presencia entrañable de María, la Madre de la Iglesia de Jaén, la Santísima Virgen de la Cabeza: «A esa “morenita”, que nos precede a todos nosotros en el camino de la santidad (CIC 773), le pido que impregne de su perfume maternal mi ministerio entre vosotros».

Al término de la Eucaristía, el nuevo obispo recibió el saludo de miles de jiennenses, consagrados y laicos, que se acercaron hasta el presbiterio para conocer y dar la bienvenida al nuevo Pastor de la Iglesia de Jaén.