Laicos de Sevilla: un paso al frente - Alfa y Omega

Laicos de Sevilla: un paso al frente

Los responsables y presidentes de los movimientos y asociaciones laicales de la archidiócesis de Sevilla han dado un paso al frente en la evangelización de la capital hispalense. A través de un comunicado, los laicos de Sevilla han mostrado su deseo de comunión con el Papa y con su arzobispo, para «hacer llegar a nuestros conciudadanos un mensaje de esperanza»

José Antonio Méndez

Solidaridad en tiempos de crisis es como se titula el manifiesto redactado por los Presidentes y responsables de la mayoría de movimientos y asociaciones laicales de la archidiócesis de Sevilla, con el que los fieles de la capital andaluza quieren hacerse presentes en medio de sus conciudadanos. Un manifiesto sumamente completo, que parte de la unidad de todos los firmantes con el Papa Benedicto XVI y el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, y con el que envían a nuestros conciudadanos «un mensaje de esperanza», porque «apostamos por una sociedad más humana, más solidaria y más comprometida con nuestro futuro común y el de las próximas generaciones».

En el texto, aseguran que «conocemos las dificultades que a nuestro alrededor se están generando por la crisis económica y financiera», por lo que agradecen «el esfuerzo que, desde organismos e instituciones, se realiza para paliar y superar». Además, afirman que «la nueva realidad económica y social nos tiene que llevar a tener unas vidas más austeras y solidarias, así como empeñarnos en remover los obstáculos económicos y sociales que en nuestro campo de acción podamos transformar». Y añaden: «No podemos estar ajenos a los cambios sociales; nuestra vocación nos impulsa a servir a la sociedad a través de iniciativas y de nuestra presencia pública, activa y comprometida».

Temas espinosos

Lejos de ser una mera declaración de buenas intenciones, los firmantes se han pronunciado sobre temas espinosos como el aborto o la pederastia. Además de lamentar los escándalos de abusos sexuales que han salpicado a la Iglesia, aseguran que «la gran mayoría de los presbíteros y diáconos desarrollan una vida entregada, empeñados en acercar a todos el mensaje siempre nuevo de Jesucristo», y destacan que «los futuros sacerdotes saldrán de familias y comunidades que ponen en el centro de sus intereses la vocación cristiana de todo bautizado. El lugar del sacerdote es insustituible en la Iglesia, por ello es necesario que, en medio del pueblo de Dios, se susciten vocaciones».

Asimismo, el comunicado denuncia que, «desde hace años, se vienen introduciendo en nuestra sociedad posturas que se contradicen con nuestra forma de ver la vida, su origen, relaciones y finalidad», frente a lo que los cristianos «no podemos renunciar a repetir, ante quien sea necesario, que la vida humana, desde su inicio hasta su fin, es la base de nuestro modelo social, la que nos ha hecho progresar a nivel familiar y como sociedad. Somos partidarios de la vida, por eso no entendemos que el aborto sea una solución, y que la eutanasia nos ayude a progresar como sociedad. Queremos hacer llegar a nuestros conciudadanos un mensaje de esperanza: Toda vida humana tiene derecho a nacer y vivir hasta el final de sus días atendida adecuadamente. No queremos imponer nuestras ideas, pero tenemos que defender la dignidad de toda vida humana, y por ello alzamos nuestra voz ante legislaciones y normativas que entendemos injustas».

Los representantes de los laicos auguran «tiempos recios, que a los cristianos nos tienen que ayudar a ser más fieles y a construir una sociedad más responsable, donde la educación de las nuevas generaciones se sitúe en el centro de nuestras preocupaciones. Es nuestra misión irrenunciable transmitir los valores fundamentales de nuestra fe a nuestros hijos e hijas, es un derecho y una nueva oportunidad para presentar a muchos el mensaje siempre antiguo y siempre nuevo que nos anima cada día a seguir viviendo en plenitud».

Bautizados no evangelizados

Ante este panorama, lamentan que «muchos cristianos que han sido bautizados, no están evangelizados; quizás nuestros medios y esfuerzos no han estado al nivel de las necesidades de nuestro pueblo, quizás no hemos sabido hacer llegar el mensaje de Jesús». Y concluyen: «Es hora de poner los medios para consolidar un proceso de iniciación cristiana que ayude a entroncar con una formación permanente en una comunidad de referencia. (…) No puede haber compromiso con la fe sin una presencia pública, activa y audaz de los cristianos en todos los ambientes de la sociedad. Por ello, la laicidad del Estado tiene que significar respeto y colaboración entre la sociedad civil y la Iglesia para el bien de todos. Es propio de los fieles laicos actuar a favor de un orden justo en la sociedad; la presencia de los cristianos en las cuestiones temporales mantiene alto el impulso de la sociedad en la búsqueda del bien común».