Una Comunión entre las ruinas de la catedral de Homs (Siria) - Alfa y Omega

Una Comunión entre las ruinas de la catedral de Homs (Siria)

José Calderero de Aldecoa
Foto: AIN

La guerra en Siria empezó hace cinco años y desde entonces la gente tiene que vivir con bombardeos casi todos los días. Uno de ellos alcanzó a la catedral greco-melquita católica de la ciudad de Homs, que fue destruida. Y fue en las ruinas de ese templo, que está bajo la advocación de Nuestra Señora de la Paz, donde se celebró el 15 de mayo —domingo de Pentecostés— la Comunión solemne de 41 niños.

En Siria es normal que los niños reciban su Primera Comunión nada más nacer, junto con el Bautismo y la Confirmación. Años después, más o menos a la misma edad que los niños de España, hacen la Comunión solemne, después de recibir catequesis.

A pesar de que el país está en guerra, nadie tuvo miedo de que hubiera nuevos ataques durante la celebración de la Comunión porque «estamos en las manos de Dios», explica Gregorios III, patriarca de Antioquía y todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén, que fue quien presidió la Misa.

Gregorios III habló a los chicos «de la unión con Jesús en la Eucaristía y en la vida diaria» y de «la fidelidad a la Iglesia». A través de Alfa y Omega, el patriarca quiere transmitir también un mensaje a los niños españoles que han hecho este año su Primera Comunión: «Que puedan practicar generosamente la caridad cristiana en toda su vida, especialmente con los refugiados».

Sara donó sus regalos a los refugiados

Sara, que tiene 8 años y estudia tercero de Primaria en el colegio San José de Calasanz de Valencia, hizo la Primera Comunión dos semanas después que los niños de Siria. Ella es una de las niñas españolas que ha puesto en práctica la petición del patriarca Gregorios III y ha donado sus regalos a una familia de refugiados.

La parroquia de Sara organizó un encuentro para conocer la historia de Aleksander, Oksana y sus dos hijos, Eva y David, que tuvieron que abandonar su país, Ucrania, por culpa de la guerra.

Después de conocer a esta familia de refugiados, a Sara se le ocurrió darles el dinero de todos los regalos que iba a recibir por su Primera Comunión. Además les entregó unos donativos que había conseguido reunir para ellos. En total, gracias a ella, Aleksander y su familia recibieron 1.300 euros de ayuda.

«Hemos visto muy feliz, alegre y emocionada a Sara por poder ayudar a una familia como podría haber sido la suya. Desprenderse así de los regalos le ayudó a disfrutar más de su día, y centrarse en recibir a Jesús y compartir su alegría con amigos y familiares», explica la madre de la niña.