La acción social de la Iglesia llega a 1,2 millones de catalanes - Alfa y Omega

La acción social de la Iglesia llega a 1,2 millones de catalanes

Las entidades sociales católicas forman una «red de solidaridad territorial» en Cataluña, mediante acciones y proyectos conjuntos

Ricardo Benjumea
Centro de acogida de Cáritas en La Canonja (Tarragona). Foto: Cáritas Tarragona

Las entidades de acción social de la Iglesia en Cataluña atendieron en 2014 a unas 427.000 personas, beneficiando a 1,2 millones de personas, lo que equivale al 16 % del censo catalán. Así lo recoge el estudio Las entidades de acción social de la Iglesia, realizado por la Cátedra de Inclusión Social (Universidad Rovira i Virgili) y la Fundación Pere Tarrés (Universidad Ramon Llul), con la colaboración del Campus Docent Sant Joan de Déu.

Los responsables del estudio han censado a unas 815 entidades de acción social catalanas: el 39 % son de carácter diocesano, el 41,8 % pertenecen o surgieron en su origen de congregaciones y el 19,2 % son de iniciativa laica. No se incluyen las Cáritas parroquiales, sino solo las diocesanas.

El presupuesto global de estas entidades ronda los 170 millones de euros anuales, el 65 % de origen privado. Con la crisis económica, del año 2013 al 2014 se produjo un aumento en la recaudación del 5,3 %, insuficiente sin embargo para cubrir el aumento de personas atendidas, un 10,4 %. Se estima que el valor de los servicios prestados hubiera sido de más de 90 millones de euros a precios de mercado. Frente a la preponderancia de población inmigrante en años anteriores, el perfil de los usuarios fue en 2014 mayoritariamente autóctono (61 % de españoles).

Una de las características más llamativas de estas organizaciones es la nutrida presencia de voluntarios. En 2014 su número ascendía a 18.850, en su mayoría mujeres de entre 50 y 60 años, frente a unas 3.300 personas contratadas. Esto no frenó el proceso de profesionalización de los servicios, que más que por la vía de la contratación se realizó por medio de la incorporación de voluntarios cualificados y mediante la formación del propio voluntariado.

Se trata además de organizaciones muy pegadas al terreno, la mayoría radicadas en el ámbito del municipio o del barrio. Esto les permite adaptarse rápidamente a los cambios y atender a necesidades nuevas y urgentes con mayor rapidez que la Administración Pública.

Como característica definitoria, está el trabajo en red. El 63 % de las entidades sociales católicas tienen programas conjuntos y tres de cada cuatro trabajan casos conjuntamente, configurando así una auténtica «red de solidaridad territorial». Es una «coordinación por objetivos, ad hoc, dependiendo de las características de la acción, los destinatarios y las entidades e instituciones que puedan acompañar», explica a este semanario el coordinador del estudio, Ángel Belzunegui, profesor de la Universidad Rovira i Virgili. Esos «estrechos lazos de colaboración» se potencian gracias a «un conocimiento del territorio muy importante», destaca.

Apenas existen precedentes de estudios como este. En 1998, Julio Iglesias de Ussel publicó Libro Blanco. La acción caritativa y social de la Iglesia en Sevilla, editado por CajaSur. Y en 2008 el propio Belzunegui presentó un estudio sobre la acción social en la archidiócesis de Tarragona. En la actualidad, se está realizando un estudio de similares características en la diócesis de Bilbao.