Conclusión - Alfa y Omega

Conclusión

CEE
Imagen de la Virgen Negra (siglo XII). Santuario de Nuestra Señora del Camino, León

Recordábamos en la introducción cómo el anuncio de la venida del Papa a Santiago para el año próximo ha sido un estímulo decisivo para enviaros esta carta. Recordamos con gratitud su primera visita y esperamos con ilusión la segunda. En sus enseñanzas se acentúa la dimensión cristiana de la peregrinación a Santiago de Compostela, «ciudad meta de un camino trazado por las pisadas de los peregrinos»19, enseñanzas que hemos transmitido en otras ocasiones y en el presente escrito.

La Jornada Mundial de los Jóvenes a Santiago de Compostela con el Papa peregrino tiene el siguiente lema inspirador: «Los jóvenes cristianos, en el umbral del año dos mil, descubren las raíces apostólicas de su fe y se comprometen activamente en la evangelización del mundo contemporáneo». Animamos cordialmente a los jóvenes a que profundicen durante el próximo curso esta consigna del Papa; con la valentía que les viene de la fe sellada en la Confirmación, preparen la peregrinación a Santiago, es decir, a una tumba de raíces apostólicas.

Al concluir estas reflexiones pastorales volvemos la mirada a Santa María, la Virgen Madre de Dios. Ella —ya lo recordamos— peregrinó como creyente, en fidelidad sin fisuras, abriendo la puerta de su corazón a los designios de Dios.

Observamos como significativo el estrecho vinculo entre María, Estrella de la evangelización20, y Santiago Apóstol evangelizador de España y guía y meta de peregrinación europea.

Advertimos con gozo la presencia de la Virgen a lo largo del Camino de Santiago, ya desde Roncesvalles y Somport. Como Virgen del Camino es invocada en numerosos lugares, especialmente en Pamplona, Carrión de los Condes y León; y como Virgen Peregrina, desde Sahagún a Pontevedra.

A ella, a quien bajo la advocación del Pilar se ha vinculado la evangelización de España por el Apóstol Santiago, en este Año Mariano, encomendamos desde Santiago de Compostela, donde nació la plegaria de la Salve Regina, que se mantenga y aumente la peregrinación con sus valores cristianos.

Santiago de Compostela, 24 de julio de 1988.

+ José María, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela
+ Rosendo, obispo de Jaca
+ Francisco, obispo de Calahorra-La Calzada-Logroño
+ Teodoro, arzobispo de Burgos
+ Nicolás, obispo de Palencia
+ Antonio, obispo de León
+ Antonio, obispo de Astorga
+ José, obispo de Lugo
+ Juan Antonio, obispo de Santander
+ Gabino, arzobispo de Oviedo
+ Ricardo, obispo auxiliar de Santiago
+ Antonio María, arzobispo de Santiago de Compostela