El Papa viaja a Armenia «como siervo del Evangelio y mensajero de paz» - Alfa y Omega

El Papa viaja a Armenia «como siervo del Evangelio y mensajero de paz»

RV

En un vídeomensaje al pueblo armenio, el Papa Francisco manifiesta su alegría por este inminente viaje apostólico «al primer país cristiano».

A horas de su partida, el Obispo de Roma asegura llegar a esas tierras como hermano animado por el deseo de ver el rostro de los armenios, rezar juntos y compartir con ellos el don de la amistad. El Santo Padre recuerda la historia y las vicisitudes del amado pueblo armenio que suscitan en él «admiración y dolor».

«Admiración, porque han encontrado en la cruz de Jesús y en su ingenio la fuerza para volverse a levantar siempre, también de sufrimientos que se encuentran entre los más terribles que recuerde la humanidad. Dolor, por las tragedias que sus padres han vivido en su carne», subraya el Papa, pidiendo no permitir a los recuerdos dolorosos adueñarse de nuestro corazón.

«Como siervo del Evangelio y mensajero de paz deseo ir entre ustedes, para apoyar todo esfuerzo sobre el camino de la paz. Voy a su tierra bendita para reforzar nuestra comunión, avanzar sobre el camino de la reconciliación y dejarnos animar por la esperanza», concluye Francisco.

Mensaje completo del Papa

Queridos hermanos y hermanas,

en pocos días tendré la alegría de estar entre ustedes, en Armenia. Desde ahora les invito a rezar por este viaje apostólico.

Con la ayuda de Dios voy entre ustedes para cumplir, como dice el lema del viaje, una «visita al primer país cristiano». Voy como peregrino, en este Año Jubilar, para tomar de la sabiduría antigua de su pueblo y abrevarme de las fuentes de su fe, rocosa como sus famosas cruces esculpidas en la piedra.

Voy hacia las místicas alturas de Armenia como su hermano, animado por el deseo de ver sus rostros, de rezar junto a ustedes y de compartir el don de la amistad. Su historia y las vicisitudes de su amado pueblo suscitan en mí admiración y dolor: admiración, porque han encontrado en la cruz de Jesús y en su ingenio la fuerza de volverse a levantar siempre, también de sufrimientos que se encuentran entre los más terribles que recuerde la humanidad; dolor, por las tragedias que sus padres han vivido en su carne.

No permitamos a los recuerdos dolorosos adueñarse de nuestro corazón; también frente a los repetidos asaltos del mal, no nos rindamos. Hagamos más bien como Noé, que después del diluvio no se cansó de mirar hacia el cielo y de soltar varias veces a la paloma, hasta que esta regresó, trayendo en su pico una rama verde de olivo (Gen 8, 11): era la señal que la vida podía volver a comenzar y la esperanza debía resurgir.

Como siervo del Evangelio y mensajero de paz deseo ir entre ustedes, para apoyar todo esfuerzo sobre el camino de la paz y compartir nuestros pasos sobre el sendero de la reconciliación, que genera la esperanza.

Que los grandes santos de su pueblo, especialmente el Doctor de la Iglesia Gregorio de Narek, bendigan nuestros encuentros, que espero con vivo deseo. De forma particular, espero volver a abrazar a mi hermano Karekin y, junto a él, dar un renovado impulso a nuestro camino hacia la unidad total.

El año pasado han venido a Roma de diversos lugares, y hemos rezado todos juntos ante la tumba de San Pedro. Ahora voy a su  tierra bendita para reforzar nuestra comunión, avanzar sobre el camino de la reconciliación y dejarnos animar por la esperanza.

Gracias y ¡Tsdesutiun! ¡Hasta pronto!

Raúl Cabrera / RV