De Getsemaní a la Pascua de la vida - Alfa y Omega

De Getsemaní a la Pascua de la vida

José Francisco Serrano Oceja

Un nuevo don Olegario. Perdón, para ser más precisos, un nuevo libro de don Olegario. Porque el autor implícito y explícito es el mismo que el de los profundos estudios de cristología sistemática o el de los finos análisis de la realidad social y eclesial. Don Olegario vive un momento de singular y fecunda madurez. Una vez más demuestra que no es un autor del pasado, sino del presente. Valga la referencia a su pretérito libro Cristianía y ciudadanía, ampliamente reseñado en las revistas científicas. Ahora, quien es Premio Ratzinger, catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca y miembro de la Real Academia de Ciencia Morales y Políticas nos ofrece uno de sus más singulares movimientos cristológicos, un libro sobre la soledad del hombre; sobre la soledad de Jesús como problema; sobre la soledad y la misión de Jesús, y la soledad y los títulos cristológicos. Paradoja sobre nueva paradoja. Hablar de la soledad es hablar de la compañía del Verbo. Y de eso se trata, de las mediaciones de la compañía de Jesús en su Iglesia, la Palabra, el Espíritu Santo, la Eucaristía, el apostolado, y la Iglesia, partícipe de la fascinación de Jesús.

Casi me atrevería a decir que este libro es culmen del pensamiento cristológico de don Olegario –por utilizar la forma de referirnos al profesor y maestro para quienes hemos sido sus alumnos–. La soledad, entendida en el presente, es una posibilidad y una amenaza para el hombre, una necesidad y una tentación. Una cierta soledad, como nos recuerda nuestro autor, es condición necesaria para encontrarnos con nosotros mismos y para objetivar nuestras relaciones con el mundo. No conoce la soledad quien está sobre el hombre –Dios–, ni quien está bajo él –los animales–. Pero cuando hablamos de soledad no estamos hablando solo de soledad. Estamos hablado de libertad, dado que la soledad es el quicio también de la libertad, del encuentro con Dios. No debemos olvidar lo que decía el filósofo Whitehead: «Religión es lo que un individuo hace con su soledad… La religión es, por consiguiente, soledad. Y si usted no está nunca en soledad, no será nunca religioso».

La grandeza y originalidad de la cristología contemporánea está en haber pasado de un mero positivismo y de un voluntarismo que apela al poder de Dios a explicar los fundamentos de posibilidad y las consecuencia de un Dios que se ha hecho hombre como consumación de lo humano. De ahí que el cristianismo nazca de una convicción: los hombres no estamos solos en el mundo, los mortales hemos sido creados para la vida. Toda reflexión sobre la soledad es una reflexión sobre la compañía. De ahí que la literatura sobre la soledad sea una apuesta por la conciencia sobre el Dios que es compañía, que es camino y está en el camino, sobre el Emáus de la vida. Jesucristo se ha hecho solidario en el camino. La Iglesia, que es una realidad sorprendente, es siempre un amor a la verdad que anima, purifica y santifica, que acompaña, sana y cura las heridas.

Jesucristo. Soledad y compañía
Autor:

Olegario González de Cardedal

Editorial:

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