Valdediós vuelve a tener alma - Alfa y Omega

Valdediós vuelve a tener alma

Tras cuatro años deshabitado, doce religiosas combinarán la adoración eucarística y la vida contemplativa, con el servicio en un albergue del Camino de Santiago y una nueva hospedería

Anabel Llamas Palacios
Varias religiosas conversan con los fieles, frente al conventín de Valdediós, el pasado jueves. Foto: Arzobispado de Oviedo

El monasterio de Santa María de Valdediós vuelve a contar, desde hace solo unos días, con alma entre sus muros. Las Carmelitas Samaritanas del Corazón de Jesús son las nuevas moradoras del cenobio, que se encontraba deshabitado –aunque siempre atendido desde la diócesis– desde hace cuatro años.

El 30 de junio del 2012, los Hermanos de San Juan, una congregación de origen francés, ponía punto y final a su breve andadura en el histórico monasterio asturiano. Desde aquel momento, este complejo, que cuenta con el conventín –una joya de la arquitectura prerrománica asturiana– junto al monasterio de Santa María, tres siglos posterior, se quedaba vacío. En ese momento, para la archidiócesis de Oviedo arrancaba la búsqueda para volver a llenar de vida el que para la Iglesia en Asturias es todo un símbolo, y un lugar clave para comprender la historia del Principado.

Doce congregaciones

«Hasta a doce congregaciones de Francia, Italia, Austria, Suiza y España llegué a llamar para ver si estarían interesados en venir a Valdediós», explicó el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes, durante la presentación de la nueva comunidad religiosa, el pasado jueves.

«Providencialmente, las Carmelitas Samaritanas han sido la respuesta final. Todas las congregaciones con las que contacté reconocían que estarían encantados de venir, pero que en este momento no podían. Sin embargo, ellas sí estaban dispuestas: vinieron, les gustó, y a mí me gustó también cómo planteaban su presencia», explicó el arzobispo. Un planteamiento que combina la vida contemplativa de las religiosas con la acogida y la evangelización de los alejados.

Entre los muros de Valdediós habitarán alrededor de doce religiosas, todas ellas sorprendentemente jóvenes y con una alegría y pasión desbordantes. Allí compartirán con todos los visitantes lo que son y lo que tienen, su oración, y especialmente la adoración de la Eucaristía, una parte muy importante de su carisma: «La presencia real de Jesús en la Eucaristía, que nos llama y nos invita a intimar con Él, es lo que nosotros queremos transmitir desde Valdediós a todo el que se acerque hasta aquí», explica la Madre Olga Santamaría, superiora de la Comunidad de Carmelitas Samaritanas.

Varias religiosas, con monseñor Jesús Sanz. Foto: Arzobispado de Oviedo

Clausura, albergue y hospedería

Y se acercarán muchos, porque Valdediós cuenta con un albergue para los peregrinos del Camino de Santiago que siguen la ruta del norte. El albergue no se ha paralizado durante estos años y por él han pasado peregrinos de numerosas nacionalidades. Ahora, el albergue se verá enriquecido con la presencia de estas religiosas, que aportarán al Camino un sentido religioso que, para muchos, al menos en estos tramos, se presentaba como una auténtica necesidad.

Otro de los proyectos que, este sí, se encontraba paralizado, era la hospedería. Valdediós cuenta con una, y las Carmelitas Samaritanas se encargarán de ponerla en marcha de nuevo, pues esa apertura a los demás forma parte de su carisma, una refundación de las Carmelitas Descalzas que está a punto de ser aprobada canónicamente por la Santa Sede.

La aventura de hacer un hogar

«Don Jesús, el arzobispo, estaba buscando una comunidad para el monasterio, y nosotras estábamos buscando un monasterio para la comunidad. La Providencia hizo que nos encontráramos. No es ningún capricho de don Jesús, ni nuestro, que estemos aquí. Desde el principio hemos tratado de otear qué era lo que Dios podía querer, y si de verdad venir a Valdediós respondía a su voluntad. Y hemos visto que es así. Por eso empezamos esta aventura de hacer de Valdediós un hogar». Un hogar, y una oportunidad para salir al encuentro y practicar aquello que desde Valdediós siempre se llevó a cabo: la acogida cristiana, en un bello lugar con alma.