Cuatro capas de color resucitan el Pórtico de la Gloria entre algodones - Alfa y Omega

Cuatro capas de color resucitan el Pórtico de la Gloria entre algodones

La obra lucirá su nueva cara en 2017, pero su deterioro exigirá un control permanente

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El Pórtico de la Gloria es hoy un laboratorio de ensayos donde se pasa «de la depresión a la alegría». El estado de ánimo depende de si un nuevo tratamiento para frenar su deterioro y recuperar su esplendor fracasa o funciona. Desde hace casi una década, esta obra cumbre del románico vive entre andamios y algodones en manos de prestigiosos investigadores. A los pies de la Catedral de Santiago se desarrolla una de las restauraciones más ambiciosas, que aspira a servir de referencia —así lo apuntan desde el Instituto del Patrimonio Cultural— para otros monumentos de escultura policromada en piedra.

El Pórtico de la Gloria, convertido en un pequeño laboratorio en la recta final de su restauración. Foto: Miguel Muñiz.

La rehabilitación ha ido acompañada de un exhaustivo estudio que ha permitido descubrir cuatro capas de color diferentes, entre ellas la primigenia ideada por el Maestro Mateo en el siglo XII con pigmentos «de una calidad extraordinaria» como lapislázuli o lámina de oro. En 2017 buena parte de esta impactante coloración lucirá de nuevo gracias al mecenazgo de la Fundación Barrié, que lleva destinados seis millones de euros. Las cuatro capas, que aún no se han logrado datar con exactitud, se dieron a conocer este jueves por primera vez durante un simposio con especialistas internacionales en Compostela.

El resultado final que se contemplará in situ será una mezcla de los tonos mejor conservados. El razonamiento lo explican de forma ilustrativa los responsables de la intervención: querer regresar a la primera —de la que no quedan demasiados restos— sería el equivalente a derribar la fachada barroca del Obradoiro en busca de la románica inexistente. De hecho, en zonas como el Pantocrátor o el Apóstol del parteluz se llegan a acumular quince capas.

«El Pórtico de la Gloria es un monumento eterno e interminable que resucita nuevas caras», resume Francisco Prado-Vilar, de la Universidad de Harvard. A su lado, comenta los avances en el santuario jacobeo Ana Laborde, que lidera un equipo que mima un Pórtico «en estado terminal». Lo primero fue acabar con las filtraciones: «Había tanta humedad que no podíamos aplicar tratamientos, aunque la situación se ha estabilizado mucho» gracias a la rehabilitación de las torres del Obradoiro durante los últimos tres años.

Foto: EFE / Óscar Corral.

Batalla contra la humedad

El principal problema es que, como consecuencia de esa humedad, surgen algas, mohos y otros agentes «que están en todas las capas de la piedra, no solo en la superficie» por lo que no existen soluciones a largo plazo. Además, en combinación con la suciedad acumulada, forman «una bomba de relojería que levanta las policromías». Las condiciones ambientales de la basílica, muy cambiantes debido a los flujos de peregrinos, se monitorizan en busca de la estabilidad como aliada.

En un ejercicio de innovación constante, se ha trabajado ya con láser y con geles que no se disuelven en la piedra. Lo que vale para una talla, no hace efecto en otra. De forma paralela, se realizan pruebas en laboratorios y en «zonas de control» en el Pórtico. Para garantizar la conservación del conjunto escultórico con el que el Santiago del Medievo se reivindicó ante el mundo, será necesario un mantenimiento permanente. «Espero que este proyecto no acabe nunca. Es un antes y un después en el campo de la restauración de obras de arte», señala Laborde.

Abraham Coco / ABC