A la universidad - Alfa y Omega

En las dos últimas semanas, más de 150.000 estudiantes han escrito los exámenes finales de Secundaria. Durante doce días han contestado preguntas y realizado prácticas para poder acceder a estudios superiores. De ese número, menos de la mitad llegará a la universidad. La mayoría obtendrán calificaciones tan bajas que les impedirán continuar con sus estudios.

No podemos culpar a todos los estudiantes de ser malos, en realidad lo que son malas son las escuelas, por no hablar ya del sistema educativo. Cuando no cuentas con los medios ni tienes a tu disposición las condiciones que te faciliten unos estudios, poco más se puede hacer.

El año pasado, entre nuestro grupo de jóvenes huérfanos, tan solo tres lograron una calificación que les permitiera aspirar a estudiar en la universidad. El resto se quedó con las ganas y se contentó con lograr entrar en colegios técnicos. Y tampoco es que no se hayan esforzado, no. Lo que ocurre, según cuentan ellos, es que las preguntas son sorpresivas y en muchos casos ni siquiera llegaron a verlas en clase.

Hace dos años, uno de los jóvenes incluido en el programa de Apoyo al Estudio, tras obtener la mejor calificación de su escuela y del distrito de Dowa, fue seleccionado para cursar sus estudios de ingeniería en Rusia, algo que aún me sigue sorprendiendo, no porque no crea en sus capacidades –que las tiene y muchas–, sino por lo extraño que me resulta este tipo de convenio entre Malawi y Rusia. Claro que este año otra de nuestras estudiantes completará sus estudios de agricultura yendo seis meses a Israel, y no dudo que le servirá y mucho.

Los resultados para quienes se han examinado en este 2016 no se esperan que sean buenos, y nuestras chicas no se muestran muy optimistas. No dejan de pensar en las posibilidades que tienen de estudiar una enfermería o de llegar a ser maestras, pero la realidad es otra.

Mariana, Sofía, Matrida, Ana Luisa, Alinafe… son algunas de estas niñas. Llegaron siendo bebés a nuestra misión y este año se irán de ella. Si las cosas les van bien entrarán en la universidad pública. Si no, tendrán que luchar por ese puesto en las escuelas privadas. Se pueden considerar afortunadas porque, a pesar de todo, su futuro está asegurado, algo que muchos otras no pueden decir. Todo dependerá de la nota que saquen. Habrá que esperar hasta octubre para conocer los resultados. Mientras tanto, a descansar de tantos días examinándose.