«Hay problemas, pero la Iglesia no está en crisis» - Alfa y Omega

«Hay problemas, pero la Iglesia no está en crisis»

María Martínez López
El cardenal Dziwisz, en el palacio arzobispal de Cracovia. Foto: María Martínez López

El cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y secretario personal de Karol Wojtyla durante 38 años (27 como Papa, período en el que el Pontífice creó las JMJ), recibió en mayo a un grupo de periodistas europeos, entre ellos la enviada especial de este semanario. Reproducimos parte de ese encuentro:

¿Cómo mira a la JMJ de Cracovia?
La Jornada Mundial de la Juventud ha pasado la prueba del tiempo. Los jóvenes quieren venir y experimentar juntos este festival de la fe y los valores cristianos. Los obispos la ven como una oportunidad para extender la fe y promover la vida espiritual. También el Papa Francisco le da gran importancia. Durante estos días hay una atmósfera de solidaridad que luego influye en el mundo. En un mundo dividido (y el mundo está dividido) estas jornadas pueden contribuir al cambio, a la paz y la reconciliación.

Venid, no tengáis miedo. Polonia os está esperando. Es un país seguro, un país que extiende su hospitalidad y amistad. Cracovia puede ofrecer a los jóvenes del mundo no solo instituciones y monumentos de la Iglesia, sino también una cultura que brota de una historia muy rica. Es una de las ciudades más antiguas de Polonia, y contribuyó a crear su imagen y su paisaje histórico.

El Señor le dijo a santa Faustina Kowalska que de Cracovia saldría la chispa que prepararía el mundo para su segunda venida. Esperamos que los jóvenes que vengan a la JMJ se lleven este fuego de la Divina Misericordia, portadora de paz.

¿Dónde se alojará el Papa durante la Jornada?
En la misma habitación en la que durmieron Juan Pablo II y Benedicto XVI. Es un alojamiento muy modesto, en un anexo del palacio episcopal bastante menos lujoso que el resto del edificio. Esperamos que por las tardes hable con los jóvenes desde la misma ventana desde la que habló muchas veces Juan Pablo II, y también Benedicto. Eran diálogos muy bonitos, y esperamos que sean incluso más esperados y escuchados con Francisco. Los jóvenes están muy interesados en la persona del Papa, y les interesará mucho lo que tenga que decirles durante la Jornada.

¿Qué supuso para Polonia la JMJ de Czestochowa, hace 25 años?
Fue un encuentro muy significativo, porque dio a los jóvenes del oeste y el este de Europa la oportunidad de encontrarse por primera vez después de un largo período. Ahora vendrán jóvenes de todo el mundo, y harán un llamamiento a la paz.

Durante esa JMJ, el Papa insistió en que se invitara a un grupo de Ucrania gratuitamente, y vinieron 30.000, algunos cristianos y otros no. ¿Ocurrirá lo mismo ahora?
En total, fueron 200.000 los jóvenes del Este que vinieron a Czestochowa. Se organizó una iniciativa para que todos tuvieran billetes de tren para venir, y alojamiento aquí. Ahora, se estima que hay un millón de ucranianos viviendo en Polonia. Nos llevamos muy bien con ellos. Muchos de los jóvenes están estudiando aquí. También a los jóvenes de estos países queremos asegurarles la posibilidad de participar en la JMJ. Se ha organizado una colecta llamada Un billete para mi hermano.

El Papa invita a construir puentes y no muros. ¿Será la JMJ una ocasión de hacerlo, en el contexto de la crisis migratoria que vive Europa?
Creo que contribuirá a dar forma a una manera diferente de mirar a las cuestiones, por ejemplo al problema de los refugiados y a las guerras en Oriente Medio.

Juan Pablo II temía que, tras el comunismo, Polonia acabara secularizándose. ¿Cómo ve la situación?
La Iglesia en Polonia no está en crisis. Hay problemas, pero difícilmente se puede hablar de crisis. Y hay diferencias entre el norte y el sur. Aquí, en el sur, hay una diócesis en la que el 78 % u 80 % de la población va a Misa los domingos, mientras que la media nacional es del 35-40 %.

Sin embargo, su tasa de natalidad es de las más bajas de Europa.
Sí, es un problema que nos preocupa mucho. No es cuestión de pobreza, sino de mentalidad. Pero estamos notando algún cambio. El Gobierno ha lanzado un programa de apoyo a la natalidad. Esperamos que la JMJ suponga un despertar para que los jóvenes polacos, y especialmente los europeos, vuelvan a los valores religiosos y morales.

¿Cómo valora las críticas al Gobierno polaco por sus políticas?
Estamos haciendo todo lo posible para conservar los valores cristianos que son la base de Europa. De momento hemos sido capaces de protegernos de tendencias destructivas como el matrimonio homosexual. Luchamos por nuestra libertad en el plano moral, social y político. Somos un país independiente en una comunidad de otros países. Estamos uniendo fuerzas con otros grupos que están luchando para conservar los valores morales. Europa se construyó sobre raíces cristianas, y si nos separamos de esas raíces, el árbol se marchitará y morirá.