Turquía: Los líderes cristianos condenan al golpe de Estado, pero temen que sirva de pretexto para acentuar el proceso de islamización - Alfa y Omega

Turquía: Los líderes cristianos condenan al golpe de Estado, pero temen que sirva de pretexto para acentuar el proceso de islamización

Ricardo Benjumea

Los principales líderes religiosos de Turquía han suscrito conjuntamente una declaración de repulsa por el intento de golpe de Estado, que ha provocado más de 200 muertos y –hasta el momento– más de 6.000 detenciones de presuntos implicados.

«Como representantes de los ciudadanos hebreos, cristianos y musulmanes, junto con nuestras comunidades nos encontramos en un estado de profunda tristeza debido a los incidentes de terror que han alterado la paz en nuestra bella nación y en el mundo, y que han provocado un gran dolor arrancando la vida de muchos seres queridos de nuestros ciudadanos», se lee en el texto, que firman el Patriarca ecuménico, Bartolomé, el líder de la comunidad asirio-católica, Yusuf Cetin, y el patriarca asirio-católico, Yusuf Sag. Suscribe también el texto el jefe de los rabinos turcos Rav Izak Haleva, además del director de Asuntos Religiosos, Mehmet Görmezil.

«El terror y la violencia, vengan de donde provengan, nunca pueden ser defendidos ni considerados legítimos. Matar a una persona es como matar a toda la humanidad, y no los creyentes no lo aceptan», añade el comunicado, en el que los líderes religiosos turcos se comprometen a hacer todo lo posible para prevenir el terror y la violencia».

Pese a la repulsa por la acción de los militares, desde la Iglesia católica no se ha escondido cierto temor a que los últimos sucesos conduzcan a una intensificación de la islamización del país, bajo el liderazgo del presidente Erdogan.

«No se puede negar que se ha practicado una política del odio, del enfrentamiento, y esto, evidentemente, en cierto momento lleva a una explosión mayor», ha dicho a Radio Vaticana el vicario apostólico de Anatolia, monseñor Paolo Bizzeti, quien hizo un llamamiento a la calma y al diálogo, y pidió también un esfuerzo para «comprender» el «malestar» que ha podido estar detrás de «una insurrección cuyas dimensiones no se conocen todavía».